El activo de los clubes no se valúa en el tanto más cuanto que en propiedades tengan, sino básicamente su capital lo integra su membresía; el valor moral que como personas tienen sus socios. Por eso en esta columna nos complace resaltar la significación que ellos tienen en la sociedad.
Hace once años, en el aeropuerto Francisco Sarabia me encontré con Ramón Iriarte Maisterrena y Jesús Campos Villegas, aprovechando la ocasión para plantear la posibilidad de que Jesús ingresara como socio al Club Sembradores de Amistad de Torreón, hecho que se protocolizó al tomarle la protesta el día siete de enero de mil novecientos noventa y tres.
Su simpatía, su carácter de bromista oportuno y su espíritu de servicio ?actor ejecutivo en muchos patronatos de servicio comunitario- le han dado un lugar muy especial en nuestro aprecio y estimación. Todo esto viene a cuento para que se entienda por qué nos congratulamos los amigos de Chuy Campos por la distinción de que se le hizo objeto en la inauguración de las instalaciones de un banco en que, al iniciarse la ceremonia protocolaria, para su sorpresa, pues no se lo habían advertido, fue requerido para que tijera en mano cortara el listón inaugural, pero antes del acto don Manuel Rivero Santos, director del banco, hizo hincapié sobre que esa distinción se le daba por ?ser un funcionario bancario de trayectoria limpia y de muy profesional competencia?.
Otro motivo de orgullo para nosotros es tener como consocio a Edelmiro Morales Leal, al que tuve el honor de apadrinar cuando ingresó a nuestro club. Su historial de servicio en beneficio del prójimo es impresionante, pero sólo haré mención de tres de las empresas de las que él ha sido impulsor: Allá en los años sesenta Edelmiro y su esposa María Estela, por designación de Monseñor Fernando Romo, fueron los primeros presidentes en la Diócesis de Torreón del Movimiento Familiar Cristiano, cuya misión ha sido y es la integración de la familia por medio de los cursos básicos, las pláticas pre-matrimoniales y los encuentros conyugales.
Como en toda obra grande del ser humano, fue necesaria la intervención de varias personas para que una idea cristalizara en hechos. Fue el padre Luis González Morfín S.J., quien estando de huésped en la residencia de Armando Martín Borque y Yoya, expuso la idea de crear la Universidad Iberoamericana en esta comunidad. Posteriormente, el padre Rafael Lazcano S.J., secundó la idea, que acogió con verdadera pasión Armando Martín Soberón al frente de un grupo, denominado curiosamente Los Lunáticos, ex-alumnos de la preparatoria Carlos Pereyra. Después se tuvo el acierto de nombrar presidente del Patronato a Edelmiro Morales, a cuyo talento e incansable actividad se debe gran parte del progreso de esa institución educativa.
Y ahí va la tercera. Desde hace tres años Edelmiro fue nombrado presidente del Consejo Directivo de la Escuela Técnica Industrial de Torreón, modificando el plan de estudios con la creación del bachillerato técnico y logrando que importantes empresas donen herramientas y equipo para la consecución de los fines docentes del plantel. Son obras que sorprenden por su magnitud y la nobleza de sus objetivos.
