Los hechos. Para el lector que no vive intoxicado de información política, un párrafo de antecedentes: A lo largo de dos años el PRD criticó reiteradamente a Marta Sahagún por placearse con miras a la candidatura presidencial; como muchos otros, el PRD argumentó que no era ético que el cónyuge del Ejecutivo hiciera campaña para sucederle, arropada en los recursos de la Presidencia. Hace unos meses, Maricarmen Ramírez García, la esposa del gobernador de Tlaxcala que llegó al poder en una alianza encabezada por el PRD, presentó su precandidatura en la asamblea interna del partido del sol azteca y ganó. Repentinamente el PRD se dio cuenta de que le había estallado un escándalo en la cara. Ante las críticas internas y externas, intentó desconocer la candidatura de la Primera Dama del estado, pero hace unos días el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación falló en su contra. Maricarmen Ramírez ganó en buena lid el proceso interno, de acuerdo a los estatutos del partido y éste no tuvo manera de desconocerlo. Desesperadamente el partido buscó una salida de compromiso: la renuncia del Gobernador durante los meses de campaña para no ser acusados de parcialidad. El Gobernador sólo accedió a pedir dos meses de licencia (en la renuncia el Congreso nombra a un sustituto; en la licencia, en cambio, el poder queda a cargo un funcionario del Gobernador). El Congreso del estado rechazó la petición, pues el PRI y el PAN tienen mayoría. Como resultado, el PRD ha dicho que se abstendrá de participar en la elección para Gobernador.
El análisis. Independientemente del partido de que se trate el desenlace no es conveniente para la democracia. No es bueno que el partido que gobierna en una entidad no pueda competir en las siguientes elecciones por errores y estulticia propia y ajena: Primero, el partido está pagando el precio de las alianzas oportunistas: el Gobernador y su esposa eran priistas que optaron por el PRD buscando la candidatura que su partido les había negado. Así que carecen de lealtad hacia el PRD, un partido al que en realidad no pertenecen. Segundo, el PRD debió detener la precandidatura de Maricarmen Ramírez antes de su asamblea en Tlaxcala y no después, cuando ésta ya había ganado. Tercero, el comportamiento de los otros partidos ha sido oportunista y ventajoso. Al negarse a la licencia del Gobernador, que resolvería una crisis política en la entidad, lo que están haciendo es desembarazarse de la competencia. Al final, a todos les importa muy poco la democracia o el bien común y mucho sus propios intereses.
Las lecciones. Sin una Ley de por medio está claro que los otros dos partidos crucificarán al tercero en la siguiente oportunidad, trátese del partido, sexo y entidad de que se trate. Las mujeres de los gobernadores de Quintana Roo y de Nayarit buscan quedarse en la casa de Gobierno. Y habrá muchos casos más. El poder es adictivo y para los cónyuges que lo comparten es muy tentador extenderlo otros seis años.
Equivocadamente algunos medios de comunicación han tomado este asunto a chunga. Hay diarios que se refieren al Gobernador de Tlaxcala como el marido mandilón, simplemente porque su mujer aspira a sucederle. Caricaturizar el asunto como si se tratase de esposas que salen de la cocina para gobernar en Palacio es absurdo y misógino. Muy pronto podría estar sucediendo con el esposo de Amalia García, por ejemplo.
El caso de la senadora Maricarmen Ramírez es interesante porque se trata de un cuadro político con experiencia y oficio. Es decir, podría desempeñar el cargo de Gobernador igual o mejor que cualquiera de sus rivales. Pero del otro lado, estos rivales con toda razón se pueden quejar de que la carrera no es pareja, cuando se trata de la pareja del que gobierna.
La conclusión. Al margen de esta coyuntura, urge abordar un debate sano y objetivo para estar en condiciones de establecer normas que no den lugar a interpretaciones e impugnaciones. Hay razones de peso para que la legislación prohíba a los cónyuges del Ejecutivo aspirar al mismo puesto de lección elección popular (presidente, gobernador o presidente municipal). Pero también hay argumentos a favor de los derechos políticos que todo ciudadano detenta para votar y ser votado, incluyendo esposos y esposas de un funcionario.
¿Prohibición total o participación condicionada? No hay verdades absolutas. Ambas opciones tienen ventajas y desventajas. Lo importante es que podamos discutir el tema y legislarlo de una vez por todas. Basta que lo abordemos sin prejuicios de partido y sin trivializarlo con chistes sexistas y cuentos de mandilones.
Nuestra democracia está prendida con alfileres. No es bueno dejar huecos importantes en la Ley porque la inmadurez de los partidos hace que se destrocen uno al otro al menor pretexto. En Tlaxcala no hay solución posible; en cualquier escenario la democracia pierde. Pero al menos que sirva como llamada de atención para resolver el futuro. La política es una actividad demasiado compleja como para ponerle encima asuntos de pareja. Y viceversa, el matrimonio es una relación de por sí complicada como para, además, enredarla con la política.
(jzepeda52@aol.com)