MÉXICO, DF.- Ana Guevara, campeona mundial de los 400 metros planos, comenzó a entrenar ayer por mañana y tras cuatro horas de realizar, entre otras cosas, repeticiones de 300 y 500 metros, la práctica le cayó pesada por la altura de la ciudad de México, después de estar varias semanas a nivel del mar.
Además, terminó con una ligera molestia en las piernas, ya que fue su primera práctica en pista. Guevara, muy concentrada en su práctica, entrenó con una chamarra deportiva, sus licras negras y tenis de entrenamiento.
Su única compañera del equipo en el relevo, y que realizó la práctica a su lado, fue Gabriela Medina.
Al término, Guevara refirió que los únicos compromisos confirmados que tiene en este 2004 son el Gran Prix de Atletismo de la ciudad de México (29 de mayo), Weltklasse, Zurich (seis de agosto) y están en veremos el Exxon Mobil Bislett, Oslo-Bergen (11 junio) y la Gala Dorada de Roma, Italia (dos de julio).
Respecto a los dolores que sintió en sus piernas, dijo que en 15 días desaparecerán. “En estos momentos vivo la parte crítica y difícil, ya que apenas volví a la pista, aparte por la inactividad, los picos de las zapatillas te hacen estragos. Ambas cosas te producen dolores en las piernas, pero esperamos que todo salga bien”.
Muy tranquila, la atleta expresó que no hay prisa por saber cuál será su calendario de competencias en este 2004, pero precisó que su entrenador, Raúl Barreda, tiene que apresurar el calendario por cuestiones de logística.
“Afortunadamente mi posición del año pasado me da el colchón para esperar a los organizadores de las competencias, hasta el último momento puedo tomar la decisión de llegar y competir en cualquiera, pero Barreda tiene que apresurar el calendario”, explicó.
Sobre el Gran Prix de México, manifestó que la primera invitación que entregó fue a la jamaicana Lorraine Fenton, pero rechazó venir.
Para Ana, la Liga Dorada de Atletismo es muy importante por lo que su interés está puesto en Europa, pero no sabe si hará campamento allá o en México por carecer de un calendario de competencias, sin embargo, aseguró que se hará todo el trabajo sin afectar el objetivo, la medalla de oro olímpica de los 400 metros planos.
“Estamos tratando de evaluar cuál será el paso que daremos, ya que no queremos viajar a Europa constantemente porque es desgastante y no deseamos afectar los entrenamientos”, puntualizó.
El precio de la fama
La velocista sonorense Ana Gabriela Guevara enfrenta un momento crítico en su vida personal y profesional, provocado por el éxito de 2003 y el compromiso moral de refrendarlo en las Olimpiadas de Atenas 2004.
La atleta de Nogales, Sonora, saltó al pedestal de ídolo nacional después que el año pasado se convirtiera en la mujer más veloz del mundo en los 400 metros planos. A falta de triunfos, los medios de comunicación y la televisión hicieron de sus logros una apoteosis nacional.
La televisión vio en ella una mina de oro en un año olímpico, empezó a seducirla y la integró a su staff de estrellas.
Reporteros que cubren la fuente de atletismo y la de espectáculos rumoran que la atleta se ha dejado ver en algunas fiestas y antros que no frecuentaba y que parte de su nuevo cuidado personal corre por parte de las mismas personas que se encargan de las estrellas de telenovela.
Quienes la conocen desde que empezaba a destacar hace cinco años, saben que Ana Gabriela tenía un comportamiento totalmente distinto al que ahora muestra. Sin lugar a dudas se enfrenta a la fama y tiene a su alcance todo lo material que una joven de 26 años pueda querer.
El caso que vive no es nuevo en el deporte, muchos atletas son famosos y, a pesar de sus excesos, son, además, exitosos. Pero también hay quienes conocieron la fama y fracasaron.
Es evidente que hay un laxamiento en la disciplina de Ana, evidenciado por su entrenador Raúl Barreda, quien tiene tanto mérito como ella, al poner el grito en el cielo ante la falta de la sonorense al primer día de entrenamiento.
Pese a todo, Ana Guevara conoce, es capaz y sabe cuál es la fórmula para lograr el éxito. Se espera que ante todo lo que le rodea logre la disciplina diaria y que las ganas de éxito no se las haya acabado en un año de fama.