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MÉXICO, DF.- A los tres años ya se presentaba en un teatro con público a recitar poemas de su abuela y a los cinco hacía su primera película para ya no detenerse, hasta convertirse en la nueva Mujer de Madera, siendo la paciencia y su constancia la clave para Ana Patricia Rojo, heredera de una dinastía artística.
En medio de agitadas grabaciones y locaciones para la producción de Emilio Larrosa, Ana Patricia Rojo la nueva Mujer de Madera se transforma de nuevo en el set, pero marcándose un propósito: "Quiero llegar a ser una primera actriz respetada por mi trabajo, nada más".
-Ana Patricia, ¿nunca fue tu obsesión conseguir un estelar en telenovela? -Siempre he sido mujer de mucha fe, de vivir el hoy. Soy una agradecida ferviente con la vida y mi proceso me da la seguridad de que nadie podrá cuestionarse quién soy, de donde provengo y qué méritos tengo para estar donde estoy. He sabido de picar piedra, una satisfacción agregada.
-Sin saber que serías la nueva Mujer de Madera, ¿viste antes la telenovela? -Debo confesar que me empapé del proyecto y verlo al aire hasta que supe estaba en las audiciones. Mi reto y la responsabilidad son enormes, una mezcla de orgullos por tener como productor a Emilio Larrosa y enterarme que la telenovela ya está en primer lugar de rating. Me enfrenté a la polémica y los cuestionamientos de qué actriz lo haría mejor, mas no me afecta.
Mi meta es que el público me vea como Marissa, no que vean a la actriz, sino a quien es en la trama la hermana de Lucrecia y Aida, la hija de Aarón, la mujer enamorada de César. Es un momento clave en mi carrera. Antes de Mujer de Madera, Univisión me llamó para hacer Rebeca y me confió el papel de una mujer luchadora, nombre y que me ayudó en parte a quitarme la imagen de villana que por años había tenido.
-¿Qué viene a tu mente al llevar el apellido Rojo? -Es mi máximo orgullo, ser hija de un estupendo ser humano, un primerísimo actor que consiguió la internacionalización, trabajar en cinco idiomas distintos alrededor del mundo, pero nunca mi papá ha gravitado en mi carrera, nunca me ha favorecido en mi carrera. La gente, por el contrario, te exige más, es complicado portar el apellido. Lo conseguido por mí ha sido por terquedad y voluntad.
-¿Qué valor le das al físico? -Es de lo más subjetivo. Para que un artista convenza y enamore al público debe poseer belleza interior: en el alma se dan la paz y la armonía. Claro que el físico ayuda, pero con carácter y personalidad. Mi manager está en cielo, Dios ya dirá lo que sigue para mí.
-Por no ser de escándalos te has tardado más en ser reconocida? -Por no cuidar la imagen y saber a conciencia que somos figuras públicas, hemos caído en situaciones viles y absurdas. No he sido mujer de escándalos y quizá por ello mi camino ha sido más largo: menos atractivo para los medios, pero finalmente más real. Todo tiene que ver con tus principios. Me molesta la gente mal intencionada y destructiva, la pesimista me incomoda mucho, la que no soporta la felicidad ni el éxito de los demás.
