Durango

Ancianos, víctimas del abandono

Para muchos, los ancianos se convierten en un estorbo.

Francisco Nava | El Siglo de Durango

María Elisa G. De Vázquez es lúcida, todavía se mueve por sí sola a sus 100 años y cinco meses de edad. Hace 18 años que murió su marido y casi dos años que vive en el asilo “Guadalupe”; ahí piensa vivir los últimos días de su vida, pues consideró que ya no debía dar molestias a nadie, ni a su hija con la que vivía.

A sus 100 años tiene mucha más movilidad que otras de menor edad. No escucha muy bien, pero su capacidad de razonamiento es alta; dice que es originaria del poblado Ignacio Allende, municipio de Guadalupe Victoria.

María Elisa vivía con su hija de 75 años, Rosa María Vázquez. Procreó a cuatro hijos. Sólo ella la visita con regularidad y los otros en menor grado. También tiene cuatro nietos entre 56 y 60 años, así como diez bisnietos. Ya algunos alcanzan los 15.

Dice que se siente muy tranquila y a gusto, pero quisiera hacer otras actividades para mantenerse ocupada y sentirse útil; sin embargo, en el asilo lo que hace falta son voluntarias, pues los recursos económicos con los que se mantiene este organismo son limitados. No obstante, son pocas las personas que dedican un poco de su tiempo a los 86 ancianos que viven en este lugar.

Abandonados

Por lo menos el 50 por ciento de los ancianos que se encuentran en este asilo no tienen familiares y un nutrido grupo de esta mitad fueron abandonados, mientras que otros simplemente se quedaron sin ningún apoyo.

El asilo suele ser para muchos hijos, amigos y hasta vecinos la solución para dejar a sus padres o personas que ya sobrepasan, por lo general, los 75 años de edad, pues consideran que son un estorbo.

La falta de fuerzas para valerse por sí mismos, la pérdida de la autoestima en muchas ocasiones y de autosuficiencia, la depresión que se manifiesta en varios de ellos, disminución de la capacidad de toma de decisiones y pérdida de capacidad mental, son factores que inciden en la discriminación de sus familiares o seres queridos.

Algunos de los ancianos pueden llegar con mucha lucidez hasta avanzada edad, pero otros son sorprendidos por múltiples enfermedades, como el Alz Heimer, la demencia senil y las enfermedades crónico-degenerativas.

Para muchas personas, hacerse cargo de un anciano, aunque sea su padre o madre, puede resultar una molestia, ppor lo que deciden dejarlo en un asilo.

Rosalba Bustos García, madre del asilo Guadalupe, manifiesta que de los ancianos que acuden a este lugar el 50 por ciento de ellos son abandonados en su totalidad. Muchos familiares acuden a pedir ayuda, pero luego no quieren saber nada de ellos.

Otros adultos mayores son indigentes o simplemente quedaron solos en el mundo. Llegan por propia voluntad al asilo, o son llevados por vecinos o personas conocidas para que sean atendidos con calidad y calidez.

Hay por lo pronto una lista de espera de 35 ancianos; 15 de ellos no pueden valerse por sí mismos. En el asilo sólo hay cupo para 90, pero la escasez de recursos hace la espera más difícil. Sin embargo, si existe un caso en el que haya un indigente, se le da preferencia a este último.

Por lo menos 30 ancianos pagan alguna retribución al asilo. Algunos lo hacen a través de su pensión; sin embargo, no existe una cuota fija, pues se analiza según las posibilidades económicas de los adultos mayores.

Crece número de adultos mayores

De acuerdo con el censo de población y vivienda del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) del año 2000, había en ese entonces 111 mil 714 ancianos en Durango; sin embargo, las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo) en la entidad manifiestan un crecimiento importante, que para el 2020 determinan una población sustantiva de 222 mil 968 personas, sólo mayores de 60 años de edad en adelante.

Se considera adultos mayores a quienes sobrepasan los 60 años y la esperanza de vida se había colocado en 1995 en 73.1 años, mientras que para el 2000 avanzó a 774.8.

En el 2010 se espera que este fenómeno aumente a los 77.7 y para el 2020 a los 80.1, según consideran los avances científicos y médicos que hoy pueden influir en una mejor calidad de vida senil.

El número de ancianos que se prevé se tenga para el año 2010 es de 155 mil 190, para el 2015 es de 184 mil 76 y terminaría en más de los 222 mil mencionados.

Sólo en este periodo, el crecimiento de adultos mayores será de 111 mil 254, que deberán también acceder a servicios de seguridad social, pensiones, servicios médicos y a otros programas que en su momento estarán funcionando a través de los distintos niveles de gobierno.

El porcentaje de ancianos que existirán en el 2020 será de un 13.04 por ciento del total de la población que habrá en el 2020, que se prevé sea de alrededor de un millón 709 mil 359. Actualmente el porcentaje de ancianos que existen, con respecto al total de la población en la entidad, es de 7.7 por ciento.

Menos discriminación

Los programas del DIF Estatal también están enfocados a la atención del anciano, y el Programa de la Tercera Edad del DIF Estatal atiende a por lo menos 15 mil 500 ancianos en la entidad. Su objetivo es proveer de mayor atención al adulto mayor a través de la terapia ocupacional.

Los 39 municipios que componen Durango tienen clubes de la tercera edad. En ellos se ofrecen manualidades como el tejido, pintura, repujado y otras actividades, con las que no sólo se distraen, sino que también obtienen una retribución económica, pues sus productos se ofrecen en bazares dos veces al año.

El total de clubes que funcionan en todo el estado es de 270, pues se encuentran en las cabeceras municipales y en distintas comunidades, muchas de ellas rurales.

Para la titular del Programa de la Tercera Edad, Angelina Laveaga Bastidas, en la actualidad existe menor discriminación que antes, pues hace unos 20 años todavía se relegaba al anciano y hoy comparte mayor tiempo con su familia y se le ofrecen también, por parte de las autoridades gubernamentales, programas de apoyo con los que el anciano puede sentirse útil y con esto da sentido a su vida.

Los recuerdos hacen llorar

Los 86 ancianos del asilo de Guadalupe se encontraban disfrutando de un festival que realizaban los jubilados y pensionados de la Sección 12, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Realizaron actos de poesía, oratoria y canto, con motivo de los festejos del Día del Adulto Mayor y algunas lágrimas y mucha emoción se dejaron observar.

Jorge Sosa escucha la música, es de sus tiempos y se emociona... llora, tiene poco más de 80 años. Muchos otros ancianos también gritan con la música ranchera. Les llega al corazón y se identifican con ella.

Al final del evento, los jubilados visitantes de la Sección 12 se despiden de sus festejados y escuchan frases como: “vengan pronto, no se tarden tanto, a ver si todavía nos encuentran”.

Refieren daños sociales

Las pérdidas sociales están relacionadas con sucesos secuenciales y progresivos, a través del ciclo vital, de tipo familiar y laboral.

Entre ellas, se pueden mencionar las siguientes:

Pérdida del estatus.

Pérdida de amigos.

Pérdida de ingresos económicos.

Pérdida de roles (amigo, compañero, rol laboral, etcétera.)

Pérdida, disminución o cambio en el estilo de vida.

Pérdida de amigos contemporáneos por muerte.

Pérdida del cónyuge por muerte.

Pérdida de posesiones.

Los problemas comunes que generan dichas pérdidas son: soledad, aislamiento, depresión, limitaciones de tipo económico, etcétera, lo cual genera frustración y sensación de malestar.

FUENTE: Manual de Gerontología.

Pérdida de facultades

Las pérdidas psicológicas son una de las consecuencias del paso inexorable de los años.

FÍSICAS

Pérdida o disminución en la autoestima y autosuficiencia.

Pérdida o cambio en el continuo independencia-interdependencia-dependencia.

Pérdida en la sensación de bienestar con uno mismo.

Pérdida o disminución en el manejo de la toma de decisiones o control sobre su vida.

Pérdida o disminución en la capacidad mental

Entre los problemas que comúnmente generan dichas pérdidas, se encuentran: depresión, comportamientos autodestructivos, reacciones paranoicas, cuadros hipocondriacos, síndromes orgánicos cerebrales, insomnio, ansiedad, etcétera.

FUENTE: Manual de Gerontología.

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