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Andrés Manuel/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Ni estatismo ni dejar todo al mercado”.

Andrés Manuel López Obrador

En España las Reformas Estructurales de mercado las hizo el Gobierno socialista de Felipe González. En Chile el régimen socialista de Ricardo Lagos ha mantenido vigentes las que promulgó la dictadura de Augusto Pinochet y así ha permitido que Chile siga siendo la economía de mayor éxito en Latinoamérica. En Brasil ha sido el laborista Luiz Inácio Lula da Silva quien ha iniciado algunas reformas de mercado, como la del régimen de pensiones del sector público, que su propio Partido de los Trabajadores rechazó cuando estaba en la oposición.

Andrés Manuel López Obrador tiene muchas posibilidades de llegar a ser el primer presidente de izquierda en la vida de nuestra República. La pregunta es si, en caso de llegar a la Presidencia, sería un izquierdista moderno, como Felipe, Lagos o Lula, dispuesto a trabajar con la iniciativa privada e incluso a hacer las reformas de mercado que el país necesita, o si sería más bien un populista como Hugo Chávez o un gobernante autoritario como Fidel Castro.

Andrés Manuel, es cierto, mantiene una retórica de rechazo al “modelo neoliberal”. Pero en esto no se distingue de los demás políticos importantes de nuestro país. Roberto Madrazo, presidente del PRI y rival acérrimo de López Obrador, culpa también al “modelo neoliberal” de todos los males de México. De hecho, virtualmente todos los políticos mexicanos han hecho del rechazo al “neoliberalismo” una especie de mantra que repiten sin tener mucha idea de lo que están diciendo. López Obrador, sin embargo, no ha gobernado la ciudad de México a espaldas a la iniciativa privada.

Todo lo contrario: en buena medida sus logros se han debido a sus alianzas con grupos empresariales. En la renovación del corredor Reforma-Centro Histórico, por ejemplo, el Gobierno capitalino ha invertido mil millones de pesos, pero distintas firmas privadas han apostado otros diez mil millones. El controvertido proyecto del segundo piso del Periférico y el Viaducto ha convertido a López Obrador en el político favorito de muchos empresarios de la construcción que antes hacían gala de sus ideas conservadoras.

De hecho Andrés Manuel mantiene un concepto de equilibrios en la economía que busca un punto medio entre las ideologías de la derecha y la izquierda. “Ni estatismo ni dejar todo al libre mercado”, dijo ayer en una presentación ante los ejecutivos de un consorcio empresarial. El propio López Obrador declaró en ese foro que “todos los monopolios son malos”. Éste es un concepto liberal fundamental, porque elimina el argumento para mantener monopolios estatales, incluso sobre recursos estratégicos.

La verdad es que el ejercicio de Gobierno tiende naturalmente a empujar hacia el centro a los políticos que empiezan como radicales. Ésta es la razón por la cual en tantos países del mundo han sido los Gobiernos de izquierda los que han hecho las reformas de mercado. Andrés Manuel mantiene una posición fundamental que yo comparto: el verdadero enemigo de nuestro país es la pobreza.

Entiende que si no logramos que haya crecimiento económico no se podrá combatir la pobreza. Reconoce también que ese crecimiento no se dará si se cierran las puertas a la inversión privada. En lo que concierne al gasto público, las propuestas de Andrés Manuel no son muy distintas a las de la derecha razonable. “Sí hay recursos en el país. Hay que reorientar el gasto: reducir el gasto corriente para liberar recursos para la inversión”. Quizá lo más importante es que López Obrador afirma que “No estamos proponiendo el endeudamiento del país”.

De hecho, plantea que hay que hacer una convocatoria a la iniciativa privada para participar en el proyecto de reanudación del crecimiento. En principio todas estas ideas son correctas. Quizá lo que da coraje es que actualmente el PRD se opone a ellas desde la oposición. Pero esto parece ser una actitud natural entre los políticos de cualquier lugar del mundo. Una de las razones por las cuales las reformas de mercado en otros países las ha hecho la izquierda, es porque la izquierda se opone a ellas cuando está en la oposición pero la derecha no las frena cuando la izquierda las impulsa desde el poder.

Si consideramos el estancamiento en las reformas que ha tratado de hacer el actual Gobierno de Vicente Fox, quizá sea sensato esperar a que éstas las haga finalmente un Gobierno de izquierda. Esto es, después de todo, lo que ha sucedido en otros lugares del mundo.

Tasas de interés

Se acerca un alza en las tasas de interés en los Estados Unidos. La gran pregunta es si el Gobierno mexicano está preparado para ella. En el pasado los aumentos en los intereses nos han tomado desprevenidos y han generado serios desequilibrios financieros en nuestro país.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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