Tokio, Japón (AP).- Es otro verano tórrido en Tokio. El sol arde como un horno en el cielo y los habitantes caminan pesadamente por las aceras de la ciudad, secándose el sudor que les baña la frente.
Toda esa incomodidad no hace sino despertar un deseo ardiente en Katsunori Tanaka: un tazón grande de anguilas a la parrilla sobre un colchón de arroz.
"Necesito energías y creo que comer anguilas me hace sentir mejor", dijo Tanaka, un vendedor, después de engullirse una porción con sus colegas cerca del principal mercado de pescado de Tokio.
Los no iniciados en la materia podrían considerar las resbaladizas criaturas -anguilla japónica, o "unagi" en japonés- un alimento poco apetitoso. Pero durante siglos los nipones las han considerado una cura infalible para el agotamiento provocado por el calor.
Y ahora que el termómetro ha alcanzado niveles récord en Tokio este verano, las anguilas -rebanadas en filetes, asadas a la parrilla y cubiertas abundantemente con una salsa de azúcar, soya y vino de arroz- salen volando de las cocinas.
Takao Inoue, gerente de Haibara, una popular tienda de anguilas para llevar ubicada cerca del mercado Tsukiji, especializado en pescado, es testigo de ello. Un viernes reciente asó la abultada cifra de 400 anguilas, y calcula que este verano vendió 30% más que el año pasado.
"Cuando hace calor, aumentan las ventas", dijo después de una jornada larga y calurosa.
Este año, el verano en Japón favorece el consumo de estos pescados. Hace unos días, la temperatura en el centro de Tokio estableció un récord al registrar 39.5 grados centígrados, el día más caluroso del que se tenga memoria en la capital desde que la Agencia Meteorológica Nacional comenzó a llevar estadísticas en 1923.
En todo el país han aumentado las ventas de anguilas. Naoko Ueda, portavoz de Aeon, una de las principales cadenas de supermercados de Japón, dijo que las ventas durante el clímax de calor -que tradicionalmente dura una semana- aumentaron el 30% este año en comparación con las del año pasado, algo menos caluroso.
El pez de agua dulce, que alcanza unos 50 centímetros de longitud, es rico en vitaminas A, B1, B2, D y E. Su elevado contenido de proteínas también es bueno para los cuerpos fatigados en climas calurosos y húmedos.
La popularidad de la anguila en Japón se remonta a largo tiempo atrás. "Manyoshu", una compilación de poemas que se cree fue publicada en el siglo VIII, incluye uno que elogia el consumo de la anguila como una forma de evitar la pérdida de peso durante el verano.
La unagi recibió un fuerte impulso con una estupenda estratagema de mercadotecnia del siglo XVIII.
Según la leyenda, el famoso naturalista japonés Gennai Hiraga le dijo a un vendedor de anguilas que podía incrementar las ventas si colocaba un letrero exhortando a los clientes a consumirlos en el día "Doyo no Ushi". Es un jalón tradicional del verano en el antiguo calendario japonés. Este año hubo dos: el miércoles 21 de julio y el 2 de agosto.
"No es que Hiraga tuviera ninguna prueba científica de que la anguila fuera buena", dijo Junji Natsume, de la cooperativa de piscicultores en el lago Hamana, una importante zona de producción de anguilas en el centro de Japón.
"Se creía que la anguila era nutritiva y buena para los que sufrían el calor del verano. Así que cuando colocó el letrero, la gente la compró", dijo.
En estos días, la mayor parte de las anguilas que consumen los japoneses provienen del extranjero. Desde 1991 la producción del país se desplomó en 50% a 24 mil 569 toneladas en el 2003, debido a las importaciones más baratas. Aproximadamente el 80% de las anguilas que se consumen en Japón son importadas, la mayoría de China y Taiwán.
Sin embargo, en las ventas al menudeo eso no importa mucho. Para un vendedor como Inoue, el clima es mucho más importante y en él deposita sus esperanzas: caluroso, con mucho sudor; clima para comer anguilas.
"Espero que no llueva", confió.