Por María Elena Holguín
el siglo de torreón
Torreón, Coah.- Juana Benítez y Ricardo García Torres añoran los buenos tiempos como vendedores de pescados y mariscos, cuando la producción de algunas variedades en las presas de esta región permitía tener mejor producto a precios más bajos para comercializar.
A cargo de la pescadería La Marinera en el mercado Juárez desde hace más de 40 años, la pareja considera que sólo la temporada de cuaresma hace revivir la venta de productos del mar, una actividad en decaimiento por varios motivos, entre éstos los hábitos alimenticios que predominan en el norte del país.
?Aquí no estamos muy acostumbrados a comer pescado, sobre todo el entero porque si no se tiene cuidado con las espinas nos podemos ahogar y entonces nos asustamos y dejamos de comprarlo?, expresa en medio de risas Juana Benítez, señalando que en la cultura de la alimentación de los laguneros no está muy basada en los productos del mar como importantes proveedores de proteínas, sino en las gorditas y las carnes rojas.
A esto atribuye el hecho de que los filetes ?de cazón, principalmente, por ser el más económico- sean los que más compran las amas de casa para prepararlo en caldo, empanizado o en otras presentaciones, porque además es el que pueden dar incluso a los bebés.
Para la comerciante, la extinción de algunas variedades de pescados de agua dulce que se daban en la presa Las Tórtolas, como la mojarra, el macalote, la carpa, el bagre y la lobina negra también ?ha dado al traste? con la actividad de las pescaderías en la ciudad, las que ahora deben traer los productos de Mazatlán, la costa, La Paz ?o de donde se pueda con tal de mantener el negocio?.
Recuerda que para los torreonenses era una delicia el bagre que se producía en Las Tórtolas hace 25 años, un pescado gordo ?que hasta se resbalaba de las manos y que no se compara con el bagre flaco y seco que se trae del mar?.
De los pescados enteros sólo se está vendiendo el ?charo?, pues según la vendedora desde hace cinco años la mojarra de río también se comercializa menos.
Los pequeños negocios, dice por otra parte, tampoco tienen la capacidad para competir con los grandes establecimientos que también ofrecen productos del mar durante esta temporada, pues apenas si pueden almacenar determinada cantidad de pescados en los congeladores que tienen en sus propios locales.
?La diferencia es que algunos de estos negocios venden producto muy congelado, mientras nosotros expendemos pescado fresco?, compara.
Aunque el camarón forma parte de las variedades alimenticias del mar que se exhiben en los locales comerciales del mercado Juárez, Juana Benítez manifiesta que es de los menos ?procurados? por los compradores, pues regularmente es un producto caro que no todos tienen la posibilidad de comprar, además de que el precio aumentó considerablemente sobre el registrado el año pasado.
Mejores días
Según Leobardo García Villela, encargado del local 70 de la pescadería El Güero del mercado Juárez la cuaresma permite elevar la venta de productos del mar hasta en un 50 por ciento con relación al resto del año.
Aunque ayer fue el último día en que la gente consume pescado en alusión a las costumbres de vigilia, aunque todavía hoy se esperaba que permaneciera la demanda
El filete de cazón es uno de los productos más vendidos por su bajo precio ?cincuenta pesos en promedio- y el camarón, crudo o cocido, el menos solicitado.
Como en todo, dice Leobardo, los establecimientos del mercado que cumplen con el pago de impuestos y servicios como agua y energía eléctrica, están siendo afectados por quienes se dedican a comercializar pescados y mariscos de manera irregular, en la vía pública y sin control sanitario.
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Revisión constante
Los establecimientos que venden productos del mar han sido objeto de una revisión constante por parte de inspectores de la Coordinación de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud, así como por verificadores de la Procuraduría Federal del Consumidor, Delegación Torreón.
Según lo que manifestaron los propios encargados de los negocios, las visitas de inspección son rutinarias durante la actual temporada, e incluso desde temprana hora, con el propósito de que se hagan respetar los precios y de que los productos se ofrezcan en las condiciones de higiene y limpieza necesarias.
Encargados de la Coordinación de Regulación Sanitaria indicaron que los locatarios habían estado cumpliendo todas y cada una de las recomendaciones en cuanto al manejo de la mercancía en los exhibidores, su almacenamiento en congelación y en general, en las condiciones de cada establecimiento.
Los de Profeco, por su parte, han verificado las básculas para constatar que el peso de los productos sea el correcto y no se incurra en abusos en contra de los consumidores.
?Esto en lugar de afectarnos, es positivo para nosotros, pues lo importante es que la gente vea que está limpio y ofrecerle un buen producto en condiciones higiénicas?, señalaron algunos comerciantes.