Lo malo de los ascensos vertiginosos a las posiciones desde las cuales se ejerce el poder, es que es muy fácil despegarse de la realidad y perder el piso no sólo por considerar que basta cierto grado de popularidad para estar en posibilidad de gobernar, sino porque son muchos los que equivocada o maliciosamente le susurran al oído a quien ejerce el poder: “tú puedes llegar más lejos”.
Ese parece ser el caso de la señora Marta Sahagún de Fox, al permitir que un grupo de panistas del Distrito Federal integren un comité de apoyo a su candidatura para la gubernatura de la capital del país sobre la base de que si no se le permite competir para la Presidencia de la República, quizá sí pueda hacerlo para el cargo mencionado y equivocadamente argumentan que el Partido de la Revolución Democrática, que ha dominado indiscutiblemente esa entidad en los últimos años, no cuenta con figuras de peso para contender en la próxima elección.
Las ansias de la señora Fox por llegar a un cargo unipersonal de elección popular son evidentes y puede generar un serio problema hacia el interior del PAN, pues no son pocas las voces (como la de Barrio y Creel) que sostienen que no es prudente aspirar a un cargo electoral desde la posición que actualmente ocupa Marta, pues constituiría un abuso del poder que ostenta tan sólo por ser la esposa del Presidente.
Sin embargo, todo indica que la señora no oculta sus ansias de novillera y quiere a como dé lugar lanzarse al ruedo para probar suerte, convencida como está de que “gran parte del pueblo la quiere” y que por ese hecho puede alcanzar cualquier cargo al que aspire. Pero Martha parece olvidar que no es lo mismo figurar en lo social al lado del Presidente que gobernar y menos ganar en una entidad como el Distrito Federal, en donde el PRD tiene sentados firmemente sus reales.