Los abogados anunciaron que apelarán la anulación dictada por el Tribunal de Gran Instancia de Burdeos.
27 de julio 2004.
París, (EFE).- La anulación hoy de la primera boda gay de Francia es sólo el inicio de una larga batalla judicial que podría llegar hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, además de impulsar un gran debate social entre partidarios y detractores.
Los abogados de Stéphane Chapin y Bertrand Charpentier, casados el pasado 5 de junio por el alcalde Verde de Begles (suroeste), Noel Mamere, anunciaron que apelarán la sentencia de nulidad dictada hoy por el Tribunal de Gran Instancia de Burdeos.
Según el dictamen, que coincide con la posición del Gobierno conservador sobre la ilegalidad de las uniones gay, aunque el Código Civil no especifica que un matrimonio esté formado entre un hombre y una mujer, "esta diferencia iba implícita para los redactores" del texto.
Para la defensa, esta decisión carece de efectos: "el matrimonio será válido hasta que se pronuncie el Tribunal de Apelación", según uno de los letrados, Emmanuel Pierrat.
En la misma línea se pronunció Mamere, también diputado y ex candidato presidencial de los Verdes en 2002, al asegurar que la unión "sigue válida" y que continúa "el debate jurídico".
La sentencia no establece "ninguna medida para ejecutar" la anulación, por lo que el enlace es "válido", argumentó el controvertido alcalde, suspendido de sus funciones durante un mes por llevar a cabo la unión.
El dictamen representa una victoria ya esperada para el Gobierno, que se había opuesto de plano a la celebración de la unión y advertido de que sancionaría a Mamere, en declaraciones del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin.
No obstante, el Ejecutivo guardó mutismo hoy ante la decisión judicial y las declaraciones del alcalde.
Mamere y los abogados de los recién casados hicieron frente común a la hora de apostar porque el caso llegue ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de agotar los recursos internos, ante su escepticismo de que la justicia francesa les dé la razón.
Este Tribunal "deberá tener en cuenta el estado del derecho en otros países como Bélgica, Dinamarca, Suecia o España", defendió el primer edil, que se basa en que el Convenio Europeo de Derechos Humanos protege el derecho de toda persona a la protección de su vida privada.
Esa misma disposición está mencionada en la sentencia del Tribunal de Burdeos, pero interpretada de forma distinta, puesto que, según los jueces, en ella "no aparece que la limitación del derecho al matrimonio a las personas de sexo opuesto sea una afrenta".
Al margen de la batalla legal, la primera boda gay en Francia ha abierto el debate social y enfrentado a los diferentes sectores, a la vez que ha obligado a los partidos políticos a tomar posiciones al respecto.
Pese a las críticas contra Mamere, el Gobierno podría abrir el debate en el seno parlamentario, como ha afirmado Raffarin, quien incluso estudia la posibilidad de lanzar una misión de información parlamentaria, según fuentes gubernamentales.
El líder de la oposición, el socialista Francois Hollande, ha encargado a un grupo parlamentario que prepare una proposición de ley para legalizar las bodas gay y las adopciones de menores por homosexuales.
Por su parte, el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoe, que reconoció su homosexualidad antes de acceder a la Alcaldía, no ha llegado tan lejos como Mamere, pero es partidario de la legalidad de este tipo de matrimonios.
Los ecologistas han elaborado una proposición de ley para autorizar las bodas homosexuales y han lanzado un llamamiento a los socialistas y comunistas para que la firmen.