07 de enero de 2004.
Bagdad, (EFE).- El jefe de la Administración Provisional de la Coalición en Iraq (CPA), Paul Bremer, anunció hoy que en las próximas 24 horas se iniciará un programa que prevé la liberación de cientos de iraquíes retenidos en campos de confinamiento desde el comienzo de la guerra.
La medida de gracia coincide con la conmemoración, el próximo viernes, del noveno mes de las entrada de las tropas norteamericanas en Bagdad.
Bremer, que se presentó ante la prensa acompañado por el actual presidente de turno del Consejo de Gobierno Provisional iraquí, Adnan Pachachi, subrayó que el programa tiene como meta favorecer la reconciliación iraquí e impulsar el proceso de traspaso de poder.
El representante de la Casa Blanca en Iraq subrayó, sin embargo, que para que los detenidos sean puestos en libertad deben cumplir tres requisitos fundamentales.
Primero, no tener las manos manchadas de sangre y no haber cometido delitos graves contra las fuerzas de ocupación o el pueblo iraquí.
Segundo: firmar un documento en el que se comprometen a renunciar y condenar la violencia y el terrorismo en Iraq, y no haber pertenecido al organigrama del partido Baaz.
La tercera condición es conseguir que un jefe de tribu u otra persona con algún tipo de poder se comprometa con las fuerzas de ocupación para responsabilizarse de los actos del liberado y facilitar su captura si vuelve a ser reclamado.
"En el programa, solo están incluidos aquellos prisioneros detenidos por "razones de seguridad" que no hayan cometido ningún delito de sangre o crimen contra la humanidad", detalló minutos después, en una segunda conferencia de prensa, el portavoz militar del Ejército estadounidense en Bagdad, Mark Kimmit.
"En este momento hay 506 personas que cumplen estas condiciones. No hay ninguna mujer y 28 son adolescentes. El programa no distingue etnias o religiones", añadió.
Sin embargo, si discrimina por razones de nacionalidad, ya que entre quienes van a ser liberados no está ninguno de los 300 ciudadanos de otros países, en su mayoría árabes, detenidos en Iraq.
Tampoco se incluyen a los cerca 3.800 miembros del grupo armado de oposición iraní Muyahidin Jalq, que operaban en Iraq bajo la tutela de Saddam Hussein.
Kimmit también resaltó que no forman parte del programa los 54 nombres de los iraquíes más buscados que aparecen en la baraja de póquer que el Pentágono ha repartido entre sus soldados y el pueblo iraquí.
Tampoco serán liberados los iraquíes detenidos por delitos comunes o por los actos de robo y pillaje que siguieron a la caída de Bagdad, el pasado mes de abril. "Estados Unidos diferencia entre prisioneros por razones de seguridad, y criminales comunes. Los segundos son remitidos a tribunales penales iraquíes", explicó el portavoz de la CPA en Bagdad, Dan Sinor, también presente en la rueda de prensa.
El asunto sobre los prisioneros retenidos por el Ejército de EU en Iraq es uno de los temas más espinosos de la posguerra, ya que militares y políticos guardan sobre el mismo un riguroso silencio únicamente roto a cuentagotas.
Las autoridades de ocupación reconocen que mantienen bajo arresto a más de 12.000 personas en campos de confinamiento desperdigados por todo el país.
Sin embargo, asociaciones de defensa de los Derechos Humanos elevan a 20.000 el número de prisioneros, y denuncian que muchos son preventivos que son retenidos e interrogados durante meses sin que se les imputen cargos.
Además, en los últimos días han salido a la luz pública informaciones sobre la detención de tres oficiales norteamericanos a los que se les acusa de torturar a detenidos.
Las autoridades estadounidenses señalaron que estos militares, que al parecer golpearon con brutalidad a los prisioneros, responderán ante un tribunal militar, y reconocieron que varios más han pedido ser licenciados sin honores para no ser juzgado.
"No es cuestión de que nos peguen o no. Utilizan otros métodos de tortura. Torturas psicológicas como largos interrogatorios, música muy alta, comida escasa, dificultades para aliviar las necesidades fisiológicas", dijo a Ahmed Mahmud, un iraquí que días atrás salió de la cárcel de Abu Gharib, al oeste de Bagdad.
En la rueda de prensa de hoy, el coronel Tobin, uno de los abogados más reputados del Ejército estadounidense, insistió en que los detenidos son tratados en consonancia con las leyes de la Convención de Ginebra y que su situación es vigilada por el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Las grupos pro derechos humanos habían recordado recientemente a EEUU que la Convención de Ginebra no permite retener a presioneros durante más de seis meses sin imputarles cargos.