AGENCIAS
KABUL, AFGANISTAN.- La organización internacional Médicos sin Fronteras anunció ayer, que tiene previsto retirar todos sus empleados de Afganistán, tras la muerte de cinco de sus miembros en una emboscada el pasado junio.
En un comunicado, la organización humanitaria dijo que no está “contenta” con la investigación, llevada a cabo por el Gobierno de Afganistán, de la emboscada del pasado dos de junio en la provincia de Badghis, en el noroeste del país, 550 kilómetros al oeste de Kabul, en la que perdieron la vida cinco de sus empleados.
La organización también acusó a las fuerzas de EU en Afganistán de utilizar la asistencia humanitaria para “sus propios motivos e intereses”, sin facilitar más detalles.
Según el escrito, la organización lamenta tener que retirar sus empleados de Afganistán pero, “dada la situación actual, es casi imposible para las organizaciones independientes suministrar ayuda humanitaria al pueblo afgano”.
La ciudadana belga Helene de Beir, el holandés Willem Kwint y el noruego Egil Tynaes, junto con dos colaboradores afganos, resultaron muertos a tiros en la emboscada el mes pasado, cuya autoría asumió un portavoz Talibán que acusó al personal humanitario de “trabajar a favor de la política de Estados Unidos”.
Médicos Sin Fronteras empezó sus funciones en Afganistán hace 24 años y contaba actualmente con 80 voluntarios y mil 400 trabajadores afganos en su misión en este país.
Por su parte, el Comité Internacional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lamentó ayer la retirada de la organización Médicos Sin Fronteras de Afganistán por su descontento sobre la investigación de la muerte de cinco de sus empleados.
La salida de Médicos sin Fronteras “supone una gran pérdida para Afganistán”, indicó un portavoz del CICR, Eros Bosisio y recordó que esa organización humanitaria “hace muchos años que trabajaba en el terreno” en ese país, donde “efectuaba una labor excelente”.
El retiro total del grupo es el ejemplo más dramático hasta la fecha de cómo, a más de dos años de la caída del Talibán, la deficiente seguridad sigue obstaculizando el suministro de ayuda y la reconstrucción.
En los hechos de violencia más recientes, una bomba explotó en una mezquita de un pueblo del sureste mientras los afganos se empadronaban para las próximas elecciones, matando al menos a dos personas y dejando a dos más gravemente heridas, dijeron las autoridades.
Tres cohetes disparados durante la noche sobre Kabul provocaron una explosión en un depósito del ejército afgano y dejaron un agujero en la calle frente a la embajada china. Nadie resultó herido.
Se culpa a muchos extremistas antigubernamentales de esos ataques y de la muerte de más de 30 trabajadores de ayuda humanitaria desde marzo de 2003, lo cual hace que el sur y el este del país estén prácticamente fuera de control del Gobierno.