Madrid, (EFE).- La celebración del IV centenario de la publicación de Don Quijote de La Mancha, que se cumplirá el próximo año, se ha puesto de largo con la presentación de la edición rehecha de esta obra cumbre del castellano, dirigida por Francisco Rico.
Este trabajo supone la suma de todas las publicaciones anteriores del Quijote de Miguel de Cervantes, pero sobre todo recoge la que el propio Rico fijó en 1998.
El nuevo "Don Quijote de La Mancha", publicado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, con la colaboración de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y el Instituto Cervantes, se presenta en dos volúmenes, que se complementan con un CD-Rom que dispone de un banco de datos textual de fácil manejo.
Este instrumento informático permitirá, entre otras cosas, buscar cualquier palabra, familia de palabras o conjunto de términos que aparezcan en la obra cervantina.
Rico, experto cervantista, recalcó que "no nos olvidemos que el Quijote es una novela no un centenario, y la aparición de este trabajo es la razón de toda la celebración".
También quiso dejar claro que esta obra es el resultado "de 10 años de intenso trabajo en el que han colaborado más de cien expertos en Cervantes".
En el multitudinario acto de presentación, que tendrá otra segunda parte en diciembre, participaron, además de Francisco Rico, el director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, y el actual director de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, José García Velasco.
Rico tuvo también una mención especial para los académicos fallecidos Fernando Lázaro Carreter, a quien está dedicado el libro y autor del estudio preliminar que ofrece el volumen, y Rafael Lapesa, como miembro que fue del Centro para la Edición de los clásicos españoles.
Este ambicioso Quijote aparece en dos volúmenes "insuperables", con más de cuatro mil páginas, actualizadas con las últimas aportaciones de la filología, la crítica y la historia literaria de los últimos años.
El primer tomo, o volumen básico, ofrece el texto de la obra, rigurosamente establecido y apoyado con las notas esenciales explicadas claramente a pie de página. Un tomo, que en palabras de Rico, "es autosuficiente y que te puede hacer prescindir del segundo tomo".
En cuanto al segundo volumen, el complementario, ofrece "lo que se considera una enciclopedia quijotesca".
Todo lo que la crítica ha dicho del Quijote y una lectura crítica y minuciosa de cada capítulo, con notas complementarias que criban la inmensa bibliografía que en torno a la obra se ha acumulado desde las ediciones de la Academia en 1780 y de John Bowle en 1781 y la ponen al día.
Este segundo libro está repleto de ilustraciones que reproducen la indumentaria, armamento y objetos de la vida cotidiana evocados en la novela y una serie de mapas y planos por donde transcurren las peripecias del hidalgo castellano.
Además se reconstruye la "biblioteca de don Quijote" y una selección de 32 imágenes, fruto de la relación entre "el caballero de la triste figura" y diferentes artistas a lo largo de casi cuatro siglos, desde los grabados de las primeras impresiones hasta los realizados por contemporáneos como Antonio Saura.