El aprendizaje de dos idiomas posibilita una mayor plasticidad cerebral y puede mejorar otras funciones cognitivas .
Cuando aprende un idioma diferente a la lengua materna, ya sea por necesidad o por gusto, se suele recurrir a opciones: cursos intensivos, sesiones sin maestros ni tareas en casa, horarios abiertos o sistemas multimedia.
En la mayoría de los casos los resultados no son los óptimos, debido a que todas estas instituciones desconocen la importancia de la actividad cerebral que se relaciona con el proceso.
Un estudio de neuropsicología de la Universidad Otto van Guericke de Magdeburgo, Alemania, establece que las personas bilingües cuentan con un sistema de selección de palabras de acuerdo con sus necesidades de comunicación, localizado en la región frontal del cerebro.
Las partes del cerebro involucradas en el proceso del lenguaje, a nivel neurofisiológico, tienen que ver con el área denominada de Wernicke, relacionada con la comprensión del lenguaje hablado y con la zona de Broca, encargada del proceso del habla.
SIGNOS IMPORTANTES
No es recomendable que un niño inicie el aprendizaje de un nuevo idioma en una edad menor a los cinco años, debido a que en esta etapa el pequeño se encuentra en la fase de desarrollo de la lengua materna, la cual aún no se ha adquirido en su totalidad.
Las investigaciones en Neurociencia Cognitiva, específicamente sobre las diferentes dicotomías de la memoria, muestran que el aprendizaje de un segundo idioma puede interferir en el primero cuando éste se encuentre en proceso de adquisición y viceversa.
A esto se le llama en Neuropsicología Cognitiva, memoria retrógrada y memoria anterógrada y sólo en casos excepcionales se podría hablar de un aprendizaje del lenguaje con permanencia en la memoria como en el caso del materno.
Según especialistas, no es difícil aprender otro idioma en la edad adulta, pero depende de los procedimientos y recursos que se utilicen, pues en muchos casos influye la predisposición para el estudio, a la comprensión de otro idioma y a las propuestas de las instituciones educativas.
El aprendizaje de dos idiomas posibilita una mayor plasticidad cerebral y puede mejorar otras funciones cognitivas como los niveles de atención, concentración, memoria, lenguaje, incluso mejora los niveles de sociabilidad e integración.
