Salvoconducto
Cuenta la leyenda que Pancho Villa se había encariñado con la Región Lagunera, en la que se sentía como si estuviera en su casa, por eso tomaba Torreón, Coahuila, Gómez Palacio y Lerdo, Durango. Antes y después de cada comida, bueno, es un decir solamente, pero vayamos al caso en cuestión. Dos comerciantes le entregaron a Pancho Villa cinco mil para la causa revolucionaria y le solicitaron un salvoconducto para que pudieran salir de la región, sin que nadie se los impidiera. El General Villa les entregó un papel firmado con su puño y letra. Después de recibir el documento con la firma estilizada, se dirigieron directamente a la estación del tren. Para salir de la ciudad y estar a salvo en caso de que vinieran los contrarios a reanudar la batalla.
Cuando llegaron a la estación del tren,y enseñaron el salvoconducto, les dijeron que ahí estaba el vagón, sólo que lleno de gente e irían muy apretados entre la gente de rebozo y paliacate por lo que decidieron regresar con el General Villa a explicarle la situación. Dicho y hecho, ya frente a él, le explicaron la situación a lo que el señor Villa raudo contestó, no hay problema, que se suban al tren sólo los que quepan, los demás me los mandan fusilar. Se regresaron muy espichaditos y viera usted que las palabras surtieron efecto, porque todo mundo cupo en el tren.