AGENCIAS
RIYAD, ARABIA SAUDITA.- Los terroristas islámicos que atacan instalaciones petrolíferas en Arabia Saudita quieren crear el caos en el sector, reconoció ayer en Washington Adel Al Jubeir, asesor de Asuntos Exteriores del príncipe Abdulá, heredero del trono saudí.
Al Jubeir afirmó en una conferencia de prensa que “es obvio que los terroristas intentan atacar la industria petrolera. Intentan asustar a la gente”.
El alto cargo saudí se refería a los atentados del fin de semana pasado en la ciudad de Jobar, en la que 22 personas de diez nacionalidades murieron en una serie de ataques terroristas contra el sector del petróleo.
Ayer las fuerzas de seguridad mataron a dos hombres presuntamente ligados a los ataques de la semana pasada. El Ministerio del Interior, dijo que la persecución de “aquellos que perpetraron” los ataques de Jobar llevaron a la policía a una persecución de mil 125 kilómetros por todo el país, desde Jobar a Taif, cerca de La Meca.
En el lugar, las fuerzas de seguridad rodearon a los “elementos clave conectados con este incidente” en una zona remota de Al Hada, en la carretera entre Taif y La Meca. Agregó que ambos fueron abatidos después de lanzar granadas y disparar contra los soldados.
Las autoridades saudíes habían dicho que lograron escapar tres o cuatro atacantes de Jobar. No fue aclarado si los muertos en Taif figuraron entre los atacantes de Jobar o tuvieron otro cometido en la conjura.
La declaración no facilitó la identidad de los fallecidos. Empero, con anterioridad, un funcionario de seguridad saudí que facilitó un relato diferente del mismo incidente en Taif dijo que uno de los hombres fue Abedul Rahman Mohammed Yazji, que ocupa el vigésimo quinto lugar entre los 26 que integran la lista de prófugos más buscados en Arabia Saudí. El funcionario carecía de detalles sobre el segundo hombre.
La televisión saudí mostró breves imágenes del encuentro de Taif, con la participación de helicópteros. La transmisión mostró dos cadáveres depositados en camillas y cubiertos por sábanas manchadas de sangre, que eran llevados por las fuerzas de seguridad.
La nota del Ministerio del Interior dijo que uno de los hombres iba disfrazado de mujer. Agregó que las fuerzas de seguridad no sufrieron heridos.
Por otra parte, la embajada estadounidense dijo que varios atacantes dispararon contra militares norteamericanos en Riyad, la capital, hiriendo levemente a un conductor. Una declaración del jefe de policía dijo que el herido era un saudí.
El ataque se frustró cuando el chofer del primer coche, que llevaba a los estadounidenses -que supuestamente trabajan en el sector industrial del país-, chocó contra el vehículo de los atacantes, que finalmente lograron huir.
Tras el atentado, agentes de seguridad saudíes se dirigieron hacia el lugar del suceso, en cuyas cercanías las compañías y complejos residenciales han sido evacuados, mientras que los ciudadanos occidentales que allí se hospedaban eran trasladados a otras áreas de mayor protección.
“A pesar de la ola de atentados”, Al Jubeir aseguró que la industria petrolífera saudí “no se verá afectada. Las instalaciones petrolíferas son muy, muy seguras”, señaló. La preocupación creada por esos ataques llevó en Estados Unidos el precio del petróleo a la cifra récord de 42.33 dólares el barril.
Sin embargo, el precio bajó ayer ligeramente a la espera de que la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decida un significativo aumento de la producción en la reunión que celebrará hoy jueves en Beirut.
Al Jubeir y varios altos cargos del Gobierno de Estados Unidos anunciaron ayer nuevas medidas contra la financiación del terrorismo, específicamente la disolución de una importante organización caritativa, Al Haramain, así como de otras entidades similares.
Además, los bienes de las organizaciones de caridad serán controlados por la nueva comisión nacional creada para la supervisión de estas entidades.
La comisión “se hará cargo de todos los aspectos de la ayuda privada en el extranjero y asumirá la responsabilidad de la distribución de las donaciones privadas procedentes de Arabia Saudita”, explicó la embajada de ese país en un comunicado.
Modelo energético insostenible
Las reservas útiles de petróleo se agotarán entre los años 2050 y 2060, según los datos que maneja el Departamento de Energía del Gobierno estadounidense y que ayer señalaron los expertos reunidos en la primera jornada del diálogo del Fórum de Barcelona Energía y desarrollo sostenible ¿A dónde vamos?
El director general del Centro Nacional de Energías Renovables (Cener) de España, Juan Ormazábal, explicó que esta predicción se basa en que la curva máxima en el consumo de petróleo se producirá entre los años 2005 y 2010 y en que las explotaciones de petroleras apenas han aumentado desde mediados del siglo pasado.
La mayoría de los ponentes congregados se mostraron preocupados por un modelo energético que calificaron de “insostenible” y al que responsabilizaron de los principales problemas ambientales. El futuro lo pintaron negro, un pesimismo que apoyaron en la “falta de alternativas”. Entre las posibles soluciones apostaron por perfeccionar las energías sostenibles y racionalizar el consumo para acabar con el “despilfarro”.
El progresivo agotamiento de las reservas de combustibles fósiles, entre las que se encuentran el petróleo y el carbón, acaparó parte de los debates. No en vano, el 90 por ciento de la energía que consumimos proviene de estas fuentes de energía. En cambio, las energías renovables sólo suponen un dos por ciento del consumo total mundial. La energía nuclear, que se dedica casi en exclusiva a la producción de electricidad, representa el 2.5 por ciento. Los expertos coincidieron en que los próximos 50 años serán decisivos para el futuro del sistema energético, pero reconocieron que no existe una alternativa clara al modelo actual.
Pánico en la industria
El mercado ignora la cumbre de la OPEP de Beirut, donde los ministros comenzarán a discutir hoy un incremento significativo de la producción. Estados Unidos trata de calmar la cotización y dice que la situación en Riyad es segura.
El pánico de la industria petrolera a que un atentado deje fuera de juego la producción de Arabia Saudí disparó ayer la cotización del Brent más de dos dólares (equivalente a más de un seis por ciento), hasta 39.08 dólares, marcando su precio más alto desde la Guerra del Golfo en 1990 y lanzó el West Texas Intermediate, la referencia estadounidense, por encima de 42 dólares, su nivel más alto desde que ese crudo comenzó a cotizar en 1983.
De nada sirvieron ni las llamadas a la calma de Riyad o Washington, ni la promesa de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de que elevará significativamente su techo de producción cuando se reúna hoy en Beirut (Líbano).
Pero el cártel también admitió que probablemente sus medidas no lograrán abaratar el crudo. “Un incremento de la oferta no ayudará a bajar los precios”, dijo el ministro iraní de Petróleo, Bijan Zanganeh. Presa de ese pesimismo, su homólogo saudí, Ali al-Naimi, dijo: “La OPEP lo hará lo mejor posible”.
Los analistas dicen que el petróleo sigue al alza impulsado por una prima de miedo a más atentados, en lugar de los fundamentos de oferta y demanda. La situación en Arabia Saudí “está creando ansiedad, que no comparto, de que el reino quizá se está convirtiendo en menos estable, haciéndole vulnerable a una interrupción en el flujo de petróleo”, explica Mike Rothman, analista de Merrill Lynch en Nueva York.
Hasta ahora, los terroristas islamistas han golpeado blancos blandos de la industria petrolera, como edificios de oficinas o complejos residenciales. Pero muchos temen que Al Qaeda trate en el futuro de atacar las plantas de producción, exportación o refino.
Desde el seno del Gobierno estadounidense, donde las alarmas suenan ante el temor a que el encarecimiento del crudo frene la economía, se trató de reasegurar al mercado. “No tengo ninguna razón para dudar de su capacidad (para seguir bombeando). Tengo confianza en que Arabia Saudí continuará proporcionando un flujo seguro de petróleo”, dijo el secretario de Estado de EU, Colin Powell.
La OPEP comenzará a discutir hoy en Beirut cómo responder a esta situación, aunque todo apunta a que el mercado, centrado en el riesgo de atentados, ignorará a corto plazo el resultado de la reunión.
FINES RADICALES
Las medidas de seguridad adoptadas por Arabia Saudita se han reforzado en torno de los complejos residenciales de los ciudadanos occidentales, los centros comerciales y los hoteles.
*Se han apostado patrullas policiales en los accesos a las principales áreas industriales de Damman, la mayor ciudad de la zona donde tuvieron lugar los atentados del sábado.
*Los atentados del fin de semana se produjeron, casi un mes después del ataque el pasado primero de mayo contra una planta petroquímica de la compañía norteamericana Exxon Mobil, que costó la vida a cinco occidentales en la ciudad de Yambo, al oeste del país y ribereña con el Mar Rojo.
*El ataque realizado al iniciar mayo fue el primero perpetrado contra el sector petrolero y reveló la estrategia de la organización terrorista Al Qaeda de intentar provocar la salida de las compañías petrolíferas internacionales de Arabia Saudita.
*Cuna de la familia de Osama bin Laden, el Arabia Saudita es el primer productor mundial de crudo y parece ocupar ahora el punto de mira del líder de la organización terrorista, enemistado tradicionalmente con la familia reinante saudí, a la que acusa de complicidad con Occidente.
FUENTE: Agencias
DEMOCRATIZACIÓN, LA CLAVE CONTRA EXTREMISTAS: BUSH
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró ayer que la democratización y modernización de Oriente Medio, en la que Irak es el primer paso, es clave para lograr la victoria en la guerra contra el terrorismo.
Bush, en un discurso en la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado Springs (Colorado), defendió ayer la iniciativa de su Gobierno para lo que denomina el “gran Oriente Medio”, que presentará la próxima semana ante la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) en Sea Island (EU).
Esta iniciativa ha sido recibida con reticencias, tanto en Europa como en Oriente Medio, pero Bush insistió ayer en que la democratización y modernización de la región es imprescindible para “debilitar el terrorismo y sus fuentes”.
Dentro de esta estrategia, “el éxito de Gobiernos libres y estables en Irak y Afganistán romperá el mito” de que Estados Unidos se retira de la región cuando recibe ataques, añadió.
El Presidente estadounidense centró buena parte de su discurso en la guerra contra el terrorismo lanzada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y volvió a presentar el conflicto en términos maniqueos: como una lucha entre el bien y el mal.
A la presentación del plan en la cumbre del G8 acudirán como observadores los dirigentes de Afganistán, Argelia, Bahrein, Jordania, Turquía y Yemen. Egipto, Túnez y Arabia Saudí han rechazado la invitación.
El Presidente estadounidense reconoció que algunos de los países amigos de Washington en la región miran con recelo esa idea, pero insistió en que no hay alternativa, aunque reconoció que la modernización y democratización de Oriente Medio “no ocurrirá de la noche a la mañana”.