La Asamblea del Partido Acción Nacional celebrada el fin de semana pasado en la ciudad de Querétaro, descartó la consulta pública como método de elección de candidatos a Presidente de la República y Gobernadores, lo que debilita el contacto entre dicho partido y la ciudadanía.
De acuerdo a su redacción anterior a la asamblea, los artículos 37 y 38 de los Estatutos del PAN ponen en manos de los miembros activos la elección de candidatos. La propuesta de reforma contemplaba dos variantes de ampliación del consenso: La inclusión de miembros adherentes (aspirantes a miembros activos) y la que implicaba la consulta ciudadana al través de un proceso abierto a la sociedad. Ambos sistemas podrían coexistir con al actual que se reduce a la participación de los miembros activos y aplicar uno u otro esquema de acuerdo a circunstancias concretas.
Sin embargo en forma contraria a la dinámica de apertura que vive la sociedad mexicana, la Asamblea Nacional del PAN rechazó consulta ciudadana y por lo que hace a la ampliación del consenso hacia miembros adherentes, se limitó a la elección del candidato a la Presidencia eliminándose por lo que hace a las gubernaturas. Esto último resulta desconcertante, porque donde imperó la misma razón (abrir la elección interna a los adherentes), debió privar la misma decisión (reconocer la participación de los adherentes tanto en la elección de Presidente como de Gobernador y no sólo en la primera como finalmente ocurrió).
Los argumentos a favor de la consulta ciudadana son de sobra conocidos. Parten de la crisis que afecta a todos los partidos políticos de nuestro país respecto a su falta de vinculación con la sociedad y la cerrazón de tales partidos que se hallan ensimismados en sus propios intereses y en el tratamiento de sus conflictos internos.
La consulta a la ciudadanía es la mejor forma de resolver las candidaturas con acierto en el seno de cada partido, cuando existen apretadas diferencias internas en virtud de la pluralidad de grupos y corrientes, que en el caso de cada uno de ellos reciben diversos nombres peyorativos: Facciones en el PRI, tribus en el PRD y familias custodias en el caso del PAN.
La consulta ciudadana de ninguna manera implica intromisión en la vida interna de los partidos, porque éstos se deben a la sociedad y por ende, la consulta constituye la mejor forma de retroalimentar la relación entre cada partido y su clientela electoral usual o potencial.
Estas reflexiones que son pertinentes para cualquier partido, en el caso de Acción Nacional lo son con mayor razón, porque el PAN obtiene más votos por militante activo, lo que implica la necesidad de escuchar y atender a una amplia clientela electoral de límites difusos e imprecisos, cuya consolidación debiera interesar (al PAN).
Por otra parte y en función de su arraigo con clases medias dotadas de un buen grado de conciencia cívica, el PAN es el partido que cuenta con más fuerza a la hora de instrumentar su estructura electoral a base de simpatizantes, que como tales son voluntarios, aportan su esfuerzo personal y en ocasiones hasta su ayuda económica; no exigen pago por sus servicios ni demandan que se les reconozcan los derechos que corresponden a los militantes activos.
Por ello sorprenden las declaraciones del senador Carlos Medina Plascencia, quien por un momento abandona su habitual sensatez para oponerse a la consulta ciudadana argumentando: “Quien no sea capaz de convencer a los propios panistas, dudo que vaya a poder convencer a todos los ciudadanos...”. La afirmación es sectaria y pone a los panistas como dueños de la verdad.
Por otra parte es indudable que el debate sobre la consulta ciudadana y su desechamiento al interior del PAN, se plantean en la lucha por la candidatura a la Presidencia de la República como contexto, de cara a las elecciones de 2006 entre Santiago Creel Miranda, Felipe Calderón Hinojosa y el propio Carlos Medina Plascencia.
El escenario muestra a Santiago Creel en el primer lugar de las preferencias electorales de la ciudadanía y a Felipe Calderón en el último de los tres. Como paradoja, Calderón Hinojosa es el mejor relacionado y cobijado por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Ojalá que Felipe no caiga en la tentación de cobijarse en la estructura de su partido de manera que signifique un privilegio para su precandidatura y una desventaja para sus compañeros, pues tal actitud dividiría a su partido y lo alejaría de la sociedad.