ATENAS, GRECIA. - Argentina escribió ayer un nuevo capítulo en la historia del baloncesto olímpico varonil al clasificar a la final de los Juegos de Atenas tras mandar a dormir al llamado Equipo de Ensueño de Estados Unidos al doblegarlo 89-80 y poner fin a su reinado de 12 años.
La escuadra argentina no sólo le perdió el respeto a los acrobáticos animadores de la millonaria NBA, sino que terminó de desinflarlos en su aventura olímpica relegándolos a la disputa del bronce.
Hace dos años en el Mundial de Indianápolis, en el que los argentinos terminaron segundos tras perder la final ante Yugoslavia, habían ganado también a los astros de la Liga Nacional de Basquetbol (NBA, por sus siglas en inglés).
Después, Estados Unidos se tomó la revancha de aquella humillante derrota y hace casi un año aplastó a los argentinos en la final del torneo Preolímpico disputado en Puerto Rico.
En la etapa preliminar, la escuadra dirigida por Larry Brown había caído frente a Puerto Rico en el debut y ante Lituania.
La inspiración de su jugador estelar Emmanuel Ginóbili, un coraje a toda prueba y mayores aciertos en los lanzamientos y el control del balón fueron los ingredientes que aderezaron la victoria del conjunto sudamericano, que desde el primer cuarto de juego se mantuvo adelante en el marcador.
La derrota dejó a los estadounidenses fuera de la final olímpica, por primera vez desde los Juegos de Barcelona 1992, cuando la NBA empezó a enviar a sus jugadores a la Olimpiada.
Argentina se fue al descanso con ventaja de 43-38 y nunca se amedrentó en el resto del encuentro, mientras los estadounidenses trataban con desenfreno de acercarse en el marcador.
“Manu” Ginobili, de los Spurs de San Antonio, anotó 29 puntos para liderar la ofensiva de los subcampeones mundiales, mientras Stephon Marbury fue el mejor de los norteamericanos con 18 tantos.
El astro Tim Duncan abandonó el partido a cuatro minutos del final por acumulación de faltas.
Ginóbili se compromete con Popovich
Habían pasado sólo segundos de otra histórica victoria de Argentina ante Estados Unidos en baloncesto, y el norteamericano Gregg Popovich se acercó al astro Emmanuel Ginóbili, su pupilo en la NBA, y le dijo que ahora no podía regresar a San Antonio sin una medalla de oro.
Ginóbili, quien hace dos temporadas que juega en los Spurs y llegó a ganar la liga en su primer año, anotó 29 puntos y guió ayer a su equipo hacia un triunfo de 89-81 que dejó por primera vez a Estados Unidos fuera de la lucha por la medalla de oro en una olimpiada desde que sumó a jugadores de la NBA.
“Espero cumplir” con lo que pidió Popovich, contestó Manu al ser consultado tras el partido. “Para mí va a ser complicadísimo, pero no hay duda que estamos al nivel (de hacerlo) y que se puede lograr.
“En el Mundial (los argentinos) fueron los mejores y merecieron ganar, pero ahora tienen que ir de una vez por todas por el oro”, dijo Popovich al recordar la victoria previa de Argentina ante Estados Unidos hace dos años en Indianápolis, donde después Argentina perdió la final.
Popovich es el entrenador principal de San Antonio Spurs y en los Juegos de Atenas se desempeña como asistente de Larry Brown en la dirección técnica de la selección estadounidense, equipo que en la primera fase de este torneo también fue derrotado por Puerto Rico y Lituania.
Pero es la primera vez desde los Juegos de Barcelona en 1992, cuando Estados Unidos armó su selección con jugadores de la NBA, que queda fuera de la lucha por el oro. Aquel equipo lleno de estrellas fue bautizado como el “Dream Team”.
“Creo que Dream Team hubo uno solo, después hubo grandes equipos”, dijo Ginóbili al coincidir con Popovich, quien hasta se molestó al escuchar esa denominación y también recordó al gran equipo que se llevó el oro en Barcelona.
Hace dos años, Argentina venció a Estados Unidos en el Campeonato Mundial disputado en Indianápolis y le propinó la primera derrota internacional a los astros de la NBA.
Ahora van por Italia
“Este es el segundo logro del equipo (contra EU), pero no pierde el sabor porque (ahora) le ganás en un Juego Olímpico, en esta instancia (de semifinales) y jugando bien. Estamos todos muy felices, pero disfrutando un poco menos porque otra vez estamos en la misma 24 horas después”, dijo por la final de hoy ante Italia, que venció a Lituania por 100-91.
En esta ocasión la victoria argentina fue aún más contundente que la de dos años atrás, casi de principio a fin y que tuvo su broche de oro con el canto de “olé, olé” que bajó de las tribunas y una gran volcada de Luis Scola.
“Creo que no hubo duda que merecimos ganar”, dijo Ginóbili. “Estoy muy contento, muy satisfecho por haber hecho un juego tan bueno en un momento tan crucial”.
Una de las claves de Argentina fue la rotación que el entrenador Rubén Magnano hizo en el banco de suplentes, dando descanso a la formación inicial y no perdiendo la efectividad por ello.
“Los chicos (suplentes) en el segundo cuarto hicieron un trabajo bárbaro, siguieron luchándola, siguieron desgastándolos y así nosotros (los titulares) entramos más frescos en el tercer cuarto y seguimos el partido como si recién hubiese empezado”, explicó Ginóbili.
“No importa a quién le ganamos, nosotros estamos en el podio”, agregó Ginóbili tratando de restarle importancia a Estados Unidos y destacando las ganas y la garra del conjunto albiceleste.
Sobre su brillante actuación individual, con 29 puntos, Manu también fue modesto y puso al equipo delante de su figura.
“Obviamente que cuando uno juega bien queda más satisfecho y más tranquilo, pero juro que si hubiese hecho cuatro (puntos) y le ganamos, no me importaba nada porque ahora estamos a un paso de ganar el oro ahora”, concluyó.