15 de junio 2004.
México, (Notimex).- El recorrido del fuego olímpico por las principales calles de la Ciudad de México continuó sin mayores contratiempos antes de llegar al Museo de Antropología e Historia, cede del segundo descanso.
Los carros alegóricos de las marcas patrocinadoras del evento y elementos de seguridad fueron los primeros en partir de la Alberca Olímpica Francisco Márquez, para continuar con el recorrido.
El doctor Rebe Drucker, primer relevo tras el descanso en la alberca olímpica, salió del lugar con la antorcha, de 68 centímetros de altura y 700 gramos de peso, portando el fuego olímpico sobre la avenida División del Norte.
Dos camiones que transportaban a los relevos del tramo Alberca Olímpica-Museo de Antropología, escoltaban, uno delante y el otro atrás, al portador del fuego olímpico en turno.
Todo el contingente era seguido por las miradas de miles de personas que salieron a las calles de la capital del país para ver pasar el "símbolo universal", mientras otros disfrutaban del recorrido desde la comodidad de sus azoteas.
Un aficionado del club de futbol Pumas de la UNAM, seguía festejando el título conseguido el pasado domigo y con una bandera de su equipo corrió por algunos kilómetros al lado del fuego olímpico.
El seguidor "felino" fue de los pocos que corrió con suerte, ya que a otros que lo intentaron, incluída gente de los medios de comunicación, se les impedía seguir con su carrera.
El fuego olímpico continuaba su camino por calles como Félix Cuevas, Insurgentes, Xola, Eje Central y Avenida Chapultepec, mientras cientos de personas ya aguardaban su llegada en el Museo de Antropología.
Los comentarios de "no tarda en llegar", "en diez minutos llega" y otros más se hicieron presentes en la entrada principal del Museo, mientras las edecanes no se cansaban de repartir los aplaudidores y banderitas de las marcas que representaban.
Por fin, con más de 30 minutos de retraso, hizo su aparición la antorcha con el fuego olímpico en manos de la campeona de la olimpiada infantil 2003 en lucha libre, Carmen Arias, depositándola en el lugar indicado para tomar su segundo descanso del día.
Ambiente de fiesta se vivió en el Museo de Antropología, donde decenas de cámaras fotográficas y de video esperaban el momento adecuado para capturar la imagen del fuego olímpico entre gritos de "México, México!".
Tras el descanso, la astrónoma Julieta Fierro fue la encargada de continuar con el recorrido de la antorcha olímpica por las calles de la Ciudad de México, con destino al tercer descanso: la Balsílica de Guadalupe y posteriormente terminar su ruta en el Zócalo de esta ciudad.
