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Arriba del escenario los presos olvidan todo

CRISTAL BARRIENTOS TORRES

Redención| La actuación les permite acercarse a Dios

POR CRISTAL BARRIENTOS TORRES

EL SIGLO DE TORREÓN

Esta noche internos del Cereso presentan su pastorela

TORREÓN, COAH.- Sobre el escenario parecen olvidarse de todo: de sus celdas, de los custodios y de las sentencias. Ensayan una y otra vez. Saben que ninguno es actor ni cantante profesional, sin embargo, tratan de llorar o reír lo mejor posible para convencer al público que tendrán esta noche en la pastorela de La Esperanza.

Para algunos participar en la obra de teatro es una oportunidad de acercarse a Dios, para otros es una escapatoria a la realidad. Después de más de tres semanas de estar ensayando, veintiún internos del Centro de Readaptación Social de Torreón (Cereso), presentarán hoy a las 20:00 horas la pastorela.

Las noches son frías en la prisión, pero era la única manera de estudiar los diálogos sin interrupciones, además los internos dicen sentirse muy motivados porque las autoridades penitenciarias desde hace cuatro meses abrieron un taller de teatro en el penal.

Antes, cada 23 de diciembre, sólo presentaban la pastorela de La Esperanza, pero hoy habrá dos funciones más: Martina y Los Hombres Pájaro, y Sólo Para Mujeres o Dónde Está San José. Y lo mejor para ellos es que el público que tendrán son sus familias.

El papel que tienen dentro de la obra es lo de menos: pastor, arcángel, diablo o cantante, ¿qué más da? Para ellos lo importante es estar arriba del escenario para demostrar que han cambiado y que merecen una segunda oportunidad. Saben que ni actuando todas las noches, sus condenas serán reducidas, pero la sensación de estar cerca de Dios es su redención.

Sólo hasta que ingresó a prisión se dio cuenta del talento que tenía para cantar. Denise Arroyo Castañeda, deberá cumplir una sentencia de cinco años por delitos contra la salud. Lleva más de dos y cuando salga quiere retomar sus estudios.

A sus 22 años es madre de dos hijos: Jacob y Jesús. Dice que estar en una celda le ha servido para abrir los ojos y darse cuenta que lo más importante es la familia. En la pastorela de La Esperanza es la responsable de cantar los villancicos navideños y siempre que lo hace reflexiona sobre su vida, también piensa en sus hijos y padres, ellos viven en Durango y la visitan cada tres meses.

-Antes no sabía que tenía talento para cantar, la experiencia de estar en prisión me ha servido mucho porque creo que el cambio ha sido para mejorar.

Denise asegura que la chantajearon para que introdujera droga al Cereso de San Pedro: ?me utilizaron, antes estaba estudiando la preparatoria, no soy una delincuente y cuando salga quiero estudiar una carrera?.

En los dos años dos meses que lleva en el Cereso, Denise ha hecho algo más que cantar en una pastorela: tomó un curso de psicología, secretariado y clases de música. Reconoce que los ensayos son pesados, pues lo hacen por la noche y el frió les cala hasta los huesos. Desde principios de diciembre se reunieron todos los días a las 20:00 horas y a veces permanecían hasta las 23:00 horas afuera de sus celdas.

-Estas actividades sirven como rehabilitación, sí es muy difícil estar en la cárcel pero distrayéndote en cosas como la pastorela de la Esperanza, el tiempo se pasa más rápido, además me encanta compartir con mis compañeros.

Un taxista lo acusó

Filemón Domínguez Dávila tiene un mes en el Cereso y ya forma parte de la pastorela. Él estaba de vacaciones en Torreón cuando un taxista lo acusó de asaltarlo con violencia, pero asegura que es inocente y que no tiene nada qué temer.

Llevaba más de 15 años de no visitar a sus parientes de Torreón. Y es que Filemón ha vivido toda su vida en El Paso, Texas, aunque nació en Los Ángeles, California. ?No sé por qué el taxista me acusó, no hice nada?.

Reconoce que no es un ciudadano ejemplar pero tampoco es un ladrón. Dice que la vida en un penal es muy pesada y por eso trata de distraerse participando como pastor en la obra de teatro que se presenta cada Navidad en el Cereso, también da clases de inglés a sus compañeros de celda.

-Mi prima no me puede ayudar porque es de muy bajos recursos económicos, y como mi madre es diabética no viene a visitarme, hace tres semanas una hermana mía vino para ver cómo estaba, yo les digo que todo tiene que salir bien porque no robé.

A pesar de que algunos abogados le han recomendado que se declare culpable porque la sentencia será menor, Filemón se niega. Insiste en que puede probar su inocencia porque no ha cometido ningún delito.

Gracias a las actividades que realiza dentro del Cereso, ha hecho buenos amigos, incluso la familia de uno de ellos se encarga de cambiarle el dinero que le manda su familia de los Estados Unidos.

-Me siento bien de actuar en la pastorela pero a veces me invade la tristeza porque no sé nada de mi familia. Hablo con mi mamá y mis hermanas de vez en cuando, pero no es lo mismo.

Ésta será la primera Navidad que no estará con su madre e hijo: ?Dios es muy grande y tengo fe en que todo va a pasar. Es muy triste que nadie venga a verme en Navidad, pero me siento contento de actuar en la pastorela porque el tiempo pasa muy rápido?.

Mejor no pensar en el tiempo

Ricardo Parra Carrillo trata de no pensar en los 30 años que deberá pasar en la cárcel, por eso participa en la pastorela de La Esperanza, ?así nos olvidamos de tantas cosas que traemos en la cabeza?.

Desde hace cuatro años está en prisión. El 31 de diciembre de 2000, Ricardo había bebido demasiado y comenzó a discutir con uno de sus compañeros de parranda, luego de un pleito lo asesinó.

-Trabajaba como taxista, estoy casado y tengo dos hijas, pero mi esposa hace dos años que me no me visita, nada más veo a las niñas cada 15 días o cada semana. No me queda más que echarle ganas, porque me siento triste de no poder ayudar a mis padres, ellos ya están muy grandes.

El papel de Ricardo al igual que el de Filemón es de un pastor. ?Fue mucho esfuerzo porque todas las noches nos tuvimos que reunir para ensayar, además no dejé la fabricación de cuadros de madera, así que el trabajo se me acumuló?.

Antes era encargado de la cocina, pero prefirió hacer a un lado el aceite y las cucharas, para actuar y cantar en la obra de teatro.

-En los ensayos platicábamos que nunca nos hubiéramos imaginado hacer este tipo de cosas, yo era taxista, algunos albañiles, y así, todos nos dedicábamos a otras actividades, pero no a actuar.

Ricardo sólo le pide a Dios que le dé paciencia y sabiduría para soportar los años que deberá pasar tras las rejas. Se arrepiente de haber asesinado a su compañero de parranda, pero reconoce que ya es muy tarde para eso.

Un inicio difícil

Francisco Javier Torres Gómez es el director de la pastorela de La Esperanza. Dice que a través de la actuación los internos sacan todas sus frustraciones y sentimientos negativos. La apertura del taller de teatro fue difícil porque el primer día de clases recibió la noticia de que uno de sus hijos había sido herido de un balazo.

Por un momento pensó en dejarlo todo pero se tranquilizó, incluso cuando el joven que intentó matar a su hijo entró a prisión, algunos internos le dijeron que estaban a sus órdenes por si quería hacerle algo, pero se negó una y otra vez.

Para Javier la obra de teatro es algo más que actuar, cree que a través de unos diálogos los internos logran acercarse a Dios. ?Puede ser una escapatoria para salir de las depresiones, es muy común que la gente que tiene condenas altas esté triste y sin ganas de hacer nada, pero a mí me faltan todavía nueve años y medio para salir de aquí, y me siento lleno de vida?.

Dice que los internos están muy motivados con los nuevos proyectos del taller de teatro. Quieren que los demás los vean hacer cosas diferentes porque ya llevaban varios años representando únicamente la pastorela de La Esperanza, pero en esta Navidad habrá sorpresas para sus compañeros de prisión.

-Afuera se habla de que somos de lo peor, pero no es cierto, tenemos ganas de salir adelante y aprovechar estas actividades al máximo, como director creo que todos los personajes son importantes, desde el Diablo o el Arcángel Gabriel, hasta los pastores. No hay papel pequeño.

Y más allá de la representación de una obra, dice, los alumnos del curso de teatro han logrado formar un ambiente de cordialidad y compañerismo. Ahora se ocupan los unos de los otros y los problemas que enfrentan sirven para unirse más.

Las clases de teatro son los lunes y para la pastorela ensayaron todos los días desde hace tres semanas. ?Como el director del Cereso, Gerardo Ibarra, nos vio que estábamos muy entusiasmados nos mandó un maestro del Icocult que nos ayudó mucho, nos están apoyando y por eso ahora vamos a presentar más obras?.

Para el próximo año, los alumnos de teatro tienen varios proyectos: ?la verdad es que estamos muy contentos y nos gustaría que la gente nos viniera a ver para que se dé cuenta que realmente sí hay rehabilitación, que queremos superar todos nuestros errores, nuestras frustraciones, que somos personas de buenos sentimientos; todos tenemos derecho a una nueva oportunidad, por eso cuando los internos hablamos sobre nosotros mismos decimos: ?fuimos esto?, así queremos que digan en la calle ?fueron pero ya no?, es nuestro deseo?.

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