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MÉXICO, DF.- En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se vivió un sábado de caos en el área de vuelos internacionales, ante la aplicación de medidas más estrictas de seguridad, que provocaron malestar entre los pasajeros, quienes tuvieron que esperar hasta cuatro horas para poder abordar sus vuelos.
Aunque hubo a quienes ?los dejó el avión? ante el tiempo que tardó el personal en revisar el equipaje de centenares de personas. Nada quedó sin revisar, todas las maletas sin excepción fueron inspeccionadas, esa fue la orden. Sin embargo, la lentitud con la que el personal cumplió con esta instrucción, generó que desde temprana hora comenzaran a formarse grandes filas de pasajeros frente a los escritorios, donde no más de diez empleados estaban asignados para esta función, tan sólo en una primera fase de revisión.
Debido al término del período vacacional hubo una mayor afluencia de pasajeros, de acuerdo con la Policía Federal Preventiva (PFP), lo que agudizó el tiempo de espera para los pasajeros, quienes tuvieron que pasar seis filtros de revisión antes de poder abordar un vuelo.
Para Helio Bernal, un mexicano residente en Atlanta, las nuevas medidas de seguridad le impidieron abordar su vuelo.
Documentarse en el mostrador de Mexicana de Aviación fue el menor de los problemas, aunque tuvo que esperar media hora para hacerlo.
Después llegó el primer filtro de revisión, en un área a un costado del mostrador, donde aguardó dos horas para que le tocara el turno para que cada una de sus maletas fuera inspeccionada por una oficial; pasar el detector de metales para ingresar a la sala de abordaje le llevó otras dos horas, su vuelo salió a las 11:45 horas, sin él, ya que antes de abordar le pidieron que hasta se quitara los zapatos, la chaqueta y cualquier otro objeto de metal.
Tuvo que esperar a que la aerolínea le diera lugar en otro vuelo, con conexión, ya que la primera opción era viajar hasta el seis de enero, aunque cubrirían los gastos de hotel y lo que erogara durante el tiempo que tuviera que esperar para poder viajar.
Edgar Arcila tampoco pudo abordar el avión que lo llevaría a Las Vegas. El vuelo salió a las ocho horas, y a él y su familia no les valió llegar a las cuatro horas a la terminal aérea, pues tres horas tuvieron que esperar para que revisaran su equipaje en sólo uno de los filtros de inspección.
A estas molestias se sumó la desorganización del personal del aeropuerto, ya que no había quien orientara a los centenares de pasajeros que se aglomeraron en las áreas de mostradores de las aerolíneas; sólo Javier Pacheco estaba asignado para informar a la gente dónde les correspondía formarse para documentarse y luego pasar a otra fila para la revisión de equipaje.
Una hora después de estar en la fila para los pasajeros de Aeroméxico, Silvia Barrón se enteró de que estaba en el lugar incorrecto, ella viajaría a Los Angeles por Delta, así que tuvo que resignarse a tomar su lugar en otra enorme fila, aunque sólo quedaban dos horas para que su avión partiera.
