VIGO, ESPAÑA.- El Celta de Vigo español luchó con bravura por ofrecer una victoria a su afición y plantó cara a un Arsenal inglés que se vio obligado a tirar de su enorme calidad individual para doblegar (2-3) a un rival muy motivado.
Los célticos no obtuvieron premio al mejor juego que desplegaron tras los primeros minutos de tanteo. Sus llegadas fueron más y mejores, pese a no entrañar demasiado peligro para la cobertura visitante.
Una jugada a balón parado mal defendida, calvario del Celta esta temporada, permitió un remate en semifallo del Edu del equipo inglés, que aprovechó el rechace del balón en la cara de Cavallero para apurar la acción hasta el fondo de la portería.
El lateral Sylvinho puso un balón templado al punto de penalty que el Edu céltico cabeceó de forma espléndida lejos del alcance del larguirucho Lehmann.
La segunda parte se inició con más intensidad y con cambio de situación de piezas por ambos entrenadores.
Los vigueses gozaron de una excelente ocasión en cabezazo de Mostovoi al larguero pero se toparon con la gran calidad individual del conjunto inglés y un golazo, de nuevo de Edu, una preciosa y sorprendente comba desde la frontal que se coló por el ángulo superior izquierdo.
El Celta demostró ser consciente de la dificultad y no se desanimó por el golpe recibido. Continuó apretando para mejorar su suerte y la encontró seis minutos después en otra acción de estrategia.
El saque de esquina botado por Mostovoi buscó la cabeza del central Sergio cuyo remate golpeó en José Ignacio en el área pequeña. Sergio cazó el rebote y concluyó la acción con acierto pese al esfuerzo último del guardameta Lehmann.
El partido estaba abierto y cualquiera podía anotar. Para desgracia del Celta, el marcador guardó turno de forma rigurosa y el Arsenal demostró que sus carencias de juego de equipo las suple de forma brillante con una calidad individual envidiable.
Sus hombres de vanguardia combinaron con rapidez y precisión en una escasa porción de terreno para que Robert Pires acabara con un disparo suave y colocado a la base del poste.
Los jugadores célticos, muy cansados por el esfuerzo, ya no tuvieron fuerza ni ideas para poner en peligro la victoria del conjunto londinense que, satisfecho con el resultado, trató de dormir el partido hasta el silbatazo final.
