Como parte de las actividades del cuadragésimo octavo Congreso Eucarístico Internacional se conjuntó la más importante exposición de arte sacro que se haya presentado en Guadalajara titulada: Tomad y comed. Tomad y bebed; la cual aún se puede contemplar en el antiguo hospicio Cabañas.
La exposición que consta de 570 piezas exhibidas en 28 salas, con una extensión en torno a los dos kilómetros, reúne objetos religiosos seleccionados de iglesias, conventos y colecciones particulares de Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato y Nayarit, cuya recopilación requirió dos años de arduos trabajos desarrollados principalmente por la secretaria de Cultura de Jalisco, la señora Sofía González Luna en persona, lo cual merece de parte de quienes hemos admirado la exposición, un aplauso muy especial para la funcionaria pública.
La muestra permanecerá abierta al público hasta el cinco de diciembre de 2004 a un costo realmente simbólico: cinco pesos para adultos y un peso para niños, por lo que me permito insistir en la recomendación para que no se la pierda.
El cardenal Juan Sandoval ha destacado la importancia del evento ya que “la mayoría del pueblo ignora los valores artísticos tan grandes que nos legaron nuestros mayores y que a veces hemos destruido, dilapidado, malbaratado o descuidado”.
El arte sacro es otra de las magníficas manifestaciones con que los fieles católicos han procurado a lo largo de los tiempos, externar su adoración a Dios a través de la disposición de magníficas obras hechas por artistas, utilizando los materiales más nobles de que se pudiera echar mano.
Para algunos el arte sacro es motivo de escándalo, planteando argumentos que mucho nos recuerdan el que le manifestó Judas Iscariote a Jesucristo, pocos días antes de que lo vendiera por 30 monedas de plata y tras ver cómo una “pecadora” “derrochaba” en el Maestro un frasco de perfume finísimo, que a decir de quien traicionó a Jesús: bien hubiera podido haber sido vendido, para con su precio dar limosna a los pobres.
Las magníficas catedrales y templos construidos con buenos materiales de la región, pero sobre todo con la gran capacidad técnica y artística de personas que no sólo se contentaron con levantar esos edificios, sino que le pusieron a su labor todo el amor de Dios que su fe manifestaba; las maravillosas obras musicales, pictóricas y literarias desarrolladas por ilustres maestros del arte, buscando plasmar en tales obras la gran fe que les embargaba y la adoración a Dios que buscaban hacer con esa obra maestra, son prueba patente que en virtud de ese fin trascendente buscado, es por lo que han pasado a la posteridad, porque buscaron con ellas agradar al Dios y no a sus contemporáneos.
Son asimismo manifestación del modo como la criatura trata de hacerle a Dios, una manifestación de reciprocidad a tantos dones y bienes recibidos del Creador, ofreciéndole lo mejor que tiene, tanto en la calidad del material como de la capacidad estética ahí manifestada, a sabiendas de que nunca logrará igualar lo recibido.
La reelección de Bush
Pocas veces el interés mundial por una noticia política se ha manifestado tan vivamente como “el martes siguiente al primer lunes del mes de noviembre”, según reza la fórmula establecida en los Estados Unidos para determinar la fecha en que se llevan a cabo sus elecciones presidenciales.
Semanas antes del dos de noviembre periódicos, revistas, programas de radio y televisión, informativos o no, norteamericanos o de otros países y hasta la industria cinematográfica a través de un cortometraje que ha recaudado millones de dólares en su exhibición mundial, volcaron de manera clara y enfática un anhelo de que cualquier ganara menos el señor George W. Bush.
Sin embargo tras una larga noche de incertidumbre donde los avances de los conteos extraoficiales de las distintas cadenas televisivas norteamericanas perfilaban el triunfo del presidente en busca de la reelección, sin poder declarar con toda claridad ese resultado hasta no tener el de Ohio, estado que definía el triunfo de John Kerry o de George W. Bush, según se les asignasen a uno u otro los 20 votos comprometidos, por fin en la mañana “del día siguiente” y una vez que el candidato del Partido Demócrata reconociera públicamente su derrota, la permanencia del actual presidente surgido del Partido Republicano, cuatro años más en la Casa Blanca de Washington D.C.
A diferencia de hace cuatro años en que Bush ganó apretadamente y tras una larga espera del resultado final de los comicios de Florida, el proceso relativo a los votos indirectos, aunque Al Gore le ganara en el conteo nacional de los votos directos, ahora el inquilino de la Casa Blanca ganó en ambos conteos y además refrendó con una mayoría superior a la que ya ostentaba su partido en la Cámara de Representantes y en la de Senadores, la hegemonía republicana en el Poder Legislativo federal.
Esto quiere decir que una mayoría del pueblo de los Estados Unidos se manifestó en las urnas por la seguridad que le supone el tipo de combate de Bush al terrorismo, independientemente de tantas críticas recibidas dentro y sobre todo fuera de ese poderoso país, a acciones emprendidas con esa justificación, como lo fueron la invasión de Afganistán, pero sobre todo la invasión a Irak sin contar con la anuencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, ONU.
La gestión económica del Gobierno presidido por Bush no ha sido totalmente exitosa, su liderazgo personal fue en muchas ocasiones cuestionado sobre todo a partir del hecho de la dilación en poder oficializar su triunfo electoral en el año 2000 y como consecuencia posterior a la invasión de Irak y a no haber podido demostrar la existencia de armas estratégicas que movieron a esa tremenda acción armada.
Pero a pesar de todo ello el pueblo norteamericano en porcentaje muy superior al que tradicionalmente resulta de los procesos electorales en pos de la Presidencia, manifestó claramente su sentimiento de seguridad por la forma en que Bush combate al terrorismo después del tristemente famoso 11 de septiembre.