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Artesanos del Algarve producen curiosos licores

Faro (Portugal), (EFE).- Licores de moras silvestres, almendra, limón, naranja, maracujá, higos, miel o canela son frecuentes desde hace décadas en tierras del Algarve, pero lo que resulta más difícil para quienes los producen es conseguir una licencia para legalizar su negocio.

Dicen esos artesanos portugueses que hay que tener arte y paciencia para cosechar las plantas y frutos en la época adecuada, reunir los ingredientes, hacerlos fermentar, destilar los alcoholes y embotellarlos.

Pero apuntan a renglón seguido que se precisa mayor paciencia a la hora de enfrentarse a los trámites burocráticos para legalizar sus productos en los organismos pertinentes y para sortear las inspecciones de las finanzas públicas y los elevados impuestos que gravan los alcoholes.

Algunos de ellos, hartos de esperar meses y meses una licencia para poder expender sus aguardientes, se atreven a instalar tenderetes de venta en ferias de artesanía de lugares alejados del bullicio costero, donde la vigilancia es mayor.

Pero en muchos casos, ni allí se salvan de la fiscalización y se les imponen abultadas multas, ante las que de poco vale alegar que una licencia puede tardar cinco años en ser concedida.

"Hay que pagar un impuesto por cada botella vendida", recuerda un productor de licores artesanales con años de tradición familiar, que abarcan varias generaciones.

Una botella de medio litro de licor de algarroba, con 17 grados alcohólicos, con un gusto que recuerda al whisky y color de café con leche, cuesta 7.5 euros.

Fátima Galego, una algarvía de 45 años, que lo considera el mejor de los licores que salen de sus alambiques, asegura que "cada día vendo más" y es una de las "licoristas" que tuvo que esperar un lustro para legalizar su artesanal negocio.

Otro de ellos, un hombre de 42 años que prefiere guardar su nombre en el anonimato, dice que tuvo que esperar tres años para resolver el expediente que le permitiese vender sus bebidas a base de higo, zarzamoras, hinojo y poleo, además del tradicional de algarroba.

A ese artesano le gustaría que las autoridades regionales y nacionales hiciesen más por promover ese tipo de productos, dentro y fuera de sus fronteras, como hacen con el vino de Oporto, el de Madeira o el moscatel de Setúbal.

En el Algarve hay una decena de productores de licores artesanales debidamente licenciados, pese a que para conseguir serlo, tuvieron que tramitar papeles ante cinco instituciones y aguantar años para la resolución de los expedientes.

Quienes más buscan los licores artesanos del Algarve son portugueses que viven en grandes urbes y que echan de menos "las cosas buenas y auténticas", dice el mismo productor.

Pero también hay algunos extranjeros de vacaciones en el Algarve, la más turística de las regiones del Portugal continental, que descubren por casualidad los licores artesanales y, cuando vencen sus reparos ante lo desconocido, adquieren botellas para llevarlas de regreso a sus hogares.

Los británicos, que acuden en gran número al Algarve y han descubierto las propiedades terapéuticas de los licores y aguardientes locales, los denominan "cordiales", porque lo mejor para disfrutar de ellos es un ambiente amigable y cordial.

Los licores de hinojo se consideran buenos digestivos, ya que actúan como antiflatulentos al impedir las fermentaciones intestinales.

Los de limón se recomiendan para facilitar a la vesícula la liberación de bilis, que facilita la síntesis de las grasas.

En cuanto al de algarroba, quizás el más buscado por los conocedores de los licores algarvíos, se cree que, bebido con moderación, corta las diarreas.

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