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Aseguran que Rumsfeld aprobó interrogatorios

EFE

WASHINGTON, EU.- El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, aprobó el año pasado un plan “altamente secreto” que eventualmente dio luz verde a los interrogatorios de los prisioneros iraquíes, informó ayer la revista “The New Yorker”.

La revista adelantó ayer, en su página de Internet, los pormenores del plan aprobado por Rumsfeld, quien afronta crecientes presiones de la oposición demócrata para su renuncia, pero que no obstante ha recibido el espaldarazo del presidente, George W. Bush.

El Pentágono no quiso comentar las afirmaciones de la revista, que sale a la venta hoy lunes. Citando a fuentes anónimas, la revista indicó que el plan secreto autorizaba diversos métodos coercitivos, inicialmente utilizados en la búsqueda de miembros de Al Qaeda en Afganistán y que, con la venia de Rumsfeld, fueron aplicados en las notorias cárceles de Abu Ghraib.

Las raíces del escándalo por el maltrato de los prisioneros tuvo su génesis no con las inclinaciones delictivas de unos cuantos reservistas, sino en la decisión de Rumsfeld, dijo la revista.

Esa decisión “causó malestar en la comunidad de inteligencia de EU, dañó la eficacia de las unidades élite de combate y perjudicó las posibilidades de EU en la lucha antiterrorista”, indicó el periodista Seymor Hersh.

La operación del Pentágono fue conocida por varios nombres, entre ellos “Copper Green” y alentaba el uso de coerción física y la humillación sexual de prisioneros iraquíes, con el objetivo de arrancarles información sobre la incipiente insurgencia en Irak, señaló.

La divulgación de fotos que muestran a prisioneros desnudos, esposados, obligados a masturbarse o en otras posiciones humillantes, han mancillado la imagen de EU en la comunidad internacional y entre los árabes y musulmanes en particular.

Según un alto cargo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), no identificado, el plan de Rumsfeld encajaba con su “perenne plan de arrebatarle a la CIA el control de las operaciones clandestinas y paramilitares de EU”.

En sus comparecencias públicas ante el Congreso la semana pasada, Rumsfeld por Lley no podía hablar de asuntos secretos, pero aseguró que decía todo lo que sabía sobre lo que había ocurrido en Abu Ghraib, que albergaba las antiguas cámaras de tortura del derrocado presidente iraquí, Saddam Hussein.

Preguntado sobre el testimonio de Rumsfeld y de su subsecretario para Asuntos de Inteligencia, Stephen Cambone, la fuente de la CIA dijo, utilizando una mala palabra, que “algunos creen que pueden engañar a la gente”.

El artículo, de 17 páginas, señala que Rumsfeld, molesto por algunas trabas de índole legal o administrativo, autorizó el programa secreto para conseguir un permiso “amplio y por adelantado” para interrogar, capturar o matar a blancos de alto interés en la lucha antiterrorista.

Así se creó, en una zona de seguridad del Pentágono, el denominado “Programa de Acceso Especial” (SPA) -similar a los usados durante la Guerra Fría- que sería el secreto mejor guardado de las autoridades castrenses de EU.

El plan para el “SAP” aparentemente fue aprobado después de los atentados en agosto pasado contra la sede de la ONU en Bagdad y la embajada jordana allí.

Según otro ex funcionario de inteligencia, Rumsfeld y el general Richard Myers, aprobaron el programa de interrogatorio pero posiblemente no estaban al tanto de los abusos que se cometieron posteriormente.

Rumsfeld dejó los detalles del plan de interrogatorios a Cambone, según dijo a la revista un consultor del Pentágono.

La operación también tenía el respaldo de la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice y el presidente Bush fue informado de su existencia, según dijo a la revista un ex miembro de los servicios de espionaje.

Cualquier escándalo sigue una trayectoria predecible en Washington: hay una repulsa internacional, la prensa presiona, el Gobierno trata de contener el daño y, tarde o temprano, alguien renuncia.

Rumsfeld no sólo ha permanecido en su cargo sino que Bush ha dicho públicamente que éste ha hecho un buen trabajo.

Bush ha asegurado al pueblo iraquí que castigará a los responsables de los abusos en Abu Ghraib. Siete soldados han sido acusados y el primero afronta una corte marcial la semana próxima.

A raíz de la divulgación de las fotos y la bola de nieve que ha producido, el Pentágono ha prohibido algunos métodos coercitivos, como la privación del sueño y la adopción de posiciones incómodas.

Jornada violenta

Insurgentes armados asesinaron ayer a tres mujeres que trabajaban para las fuerzas de la ocupación y milicianos atacaron en una ciudad sureña a soldados italianos y otros objetivos de la Coalición. Un soldado estadounidense murió además en un ataque dinamitero en la capital, dijo el Ejército.

En la ciudad de Nasiriya, ubicada en el sur del país, fuerzas leales al clérigo shiita Muqtada al Sadr lucharon contra tropas italianas en dos puentes a través del río Éufrates. Dos milicianos de al Sadr murieron y 20 fueron heridos ayer, dijeron residentes.

Seis soldados italianos fueron levemente lesionados, dijo el mayor Antonio Sottile, vocero de las tropas italianas en Irak. Indicó que los milicianos estaban disparando desde un hospital civil, pero que las tropas italianas no respondieron al ataque para evitar las muertes de civiles.

Los combatientes iraquíes utilizaron fusiles de asalto, morteros y granadas propulsadas con cohetes.

La prensa italiana dijo que una caravana de vehículos que transportaba a una funcionaria a cargo de Nasiriya, Barbara Contini, fue atacada cuando se acercaba a la sede de la Autoridad Interina de la Coalición.

Contini resultó ilesa, aunque dos policías paramilitares italianos fueron lesionados.

Todos menos dos empleados civiles de la Coalición fueron evacuados de la sede de Nasiriya y trasladados a una base militar a raíz de los ataques de combatientes leales al clérigo radical Muqtada al Sadr, que el mes pasado lanzó un alzamiento contra la ocupación y enfrenta una orden de arresto. Los combates comenzaron el viernes.

En Basora, atacantes dispararon un proyectil de mortero que cayó en una vivienda, cerca de una base militar británica, matando a cuatro civiles iraquíes, entre ellos dos gemelas de dos años de edad, dijeron testigos. Cuatro personas fueron heridas. Todas las víctimas eran miembros de la misma familia.

En Bagdad, en tanto, atacantes dispararon contra un autobús e hicieron estallar explosivos en su interior, matando a dos mujeres iraquíes y al conductor, e hiriendo a otra mujer. El teniente Ali Omran, de la jefatura policial de al-Dora, dijo que las mujeres asesinadas trabajaban para las fuerzas estadounidenses.

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