Yolanda Leyva sufría maltrato por parte de Manuel Quintero
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- De certera puñalada en el corazón, Yolanda Leyva Olivos terminó con la vida de golpes y sufrimiento que por muchos años le diera su concubino, Manuel Quintero del Río, de quien ya no soportó los malos tratos que le daba y la madrugada del domingo lo mató.
Yolanda Ezqueda Moreno, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, de la coordinación “A”, mesa uno, en una eficaz labor de investigación, logró resolver este asesinato que en primera instancia la presunta responsable intentó hacer parecer como suicidio.
Yolanda Leyva Olivos, de 34 años de edad, con domicilio en calle Copa de Oro número 371 de la colonia Nueva Laguna Sur, vivía en unión libre desde hace algunos años con Manuel Quintero del Río, de 40 años, con quien procreó varios hijos.
La relación que iniciara con cortejos y halagos pronto cambió por la cruda realidad. A Manuel le gustaba pegar a las mujeres y Yolanda no fue la excepción, pues a los pocos meses de iniciar una vida en común, comenzó a sufrir las brutales golpizas que seguido le propinaba su pareja, sobre todo cuando andaba bajos los influjos del alcohol, que era muy seguido.
Esta situación poco a poco empezó a provocar cambios en Yolanda, pues el amor que anteriormente sentía por Manuel, fue cambiando en resentimiento, rencor y finalmente odio, pues cada vez que recibía el castigo físico, éste era más severo y cruel.
Los hechos
Sábado 17 de julio. Como todos los sábados, Manuel llegó al anochecer, luego que estuvo con varios de sus amigos ingiriendo bebidas embriagantes. A fin de continuar la parranda, llevó vino y cerveza a su casa, para beber con su mujer.
La pareja comenzó a libar, de tal modo que al poco tiempo la mujer observó los síntomas de la borrachera, pero a la vez sintió seguridad en sí misma.
Por el influjo del alcohol, Manuel comenzó a sentirse un tanto excitado, por lo que comenzó a mostrarse un tanto cariñoso con su mujer a quien le hizo repetidas solicitudes para sostener un encuentro sexual.
Sin embargo, Yolanda, a quien aún no se le olvidaba la última paliza que recibió de quien ahora recibía piropos y caricias, por lo que pensó que era el momento de castigarlo, negándose a estar con él en la intimidad.
Lo anterior no fue del agrado de Manuel, quien de inmediato adoptó una actitud agresiva y empezó a proferir insultos a su mujer que tampoco se quedó callada y fue entonces que inició la acre discusión.
En eso, Yolanda salió del cuarto donde estaban y se dirigió al patio, pero a su paso por la cocina, tomó un cuchillo que ocultó entre sus ropas.
Manuel fue detrás de ella y la alcanzó en el patio donde continuó el pleito verbal y como la mujer persistía en su negativa de sostener relaciones sexuales, entonces decidió tomar la iniciativa, pues si ella no quería, de todos modos tendría que someterse a sus caprichos y se le echó encima.
Pero la mujer ya estaba preparada. Esta vez no acataría los deseos de su concubino y mucho menos asumiría una actitud sumisa y permitiría que la golpeara.
En un rápido movimiento de su diestra, sacó el cuchillo que llevaba escondido y lo clavó en el pecho de Manuel, partiéndole el corazón, por lo que el hombre cayó hacia atrás como fulminado por un rayo, golpeándose la cabeza al chocar con el suelo.
Todo estaba hecho. Las golpizas habían terminado, pero necesitada pensar qué era lo que manifestaría a las autoridades, por lo que ideó un plan con el que esperaba salir triunfante. Les diría que fue suicidio.
La mentira
Con la finalidad de redondear su estrategia, Yolanda Leyva Olivos llamó al 060 solicitando una ambulancia, pues su pareja se había dado una puñalada, molesto porque no había querido intimar con él.
A la llegada de los socorristas de la benemérita institución, Manuel fue declarado muerto, dándole aviso al Ministerio Público que hizo su arribo a los pocos minutos para dar fe del cadáver del presunto suicida.
Con lágrimas en los ojos, Yolanda narró a la represente social, las razones que tuvo Manuel para quitarse la vida y además que anteriormente la había amenazado con matarse si continuaba negándole a sostener relaciones.
Sin embargo, hubo algunos detalles que no pasaron desapercibidos para el Ministerio Público, por lo que una vez que ordenó el levantamiento del cuerpo y su traslado al anfiteatro para que se le practicara la necropsia de Ley, dispuso que la viuda fuera llevada, en calidad de presentada a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado a fin de tomarle su declaración de los hechos.
Ahí fue donde Yolanda no pudo mentir más. Finalmente confesó su crimen y los motivos que había tenido para llevarlo a cabo.
Ayer mismo se hizo una reconstrucción del homicidio y este día la presunta responsable será presentada ante los medios de comunicación.