El shiita tendrá que conducir al país a las elecciones generales, previstas para comienzos del 2005 de las que surgirá un Gobierno.
28 de junio 2004.
Madrid, España (EFE).- El shiita Iyad Allawi asumió hoy el cargo de primer ministro de Irak, al frente del Gobierno de transición, al que la Autoridad Provisión de la Coalición le transfirió los poderes.
Allawi, secretario general del grupo político Acuerdo Nacional Iraquí, enfrenta como mayores desafíos sofocar la ola de violencia que azota Irak y conducir al país a las elecciones generales, previstas para comienzos del 2005 y de las que surgirá un Gobierno.
Nacido en 1945, Allawi es neurólogo y empresario de profesión, representa a la sociedad laica preocupada por la construcción de un Irak moderno.
Formado en la Universidad de Bagdad, militó en las filas del Partido Baaz, que abandonó a principios de la década de los setenta, por desavenencias con sus líderes, entre ellos el ex presidente Saddam Hussein.
Instalado en el Reino Unido, se doctoró en Medicina y sobrevivió en 1978 a un intento de asesinato, supuestamente perpetrado por agentes de la policía secreta de Saddam.
En 1991 fundó con antiguos mandos militares del régimen el Acuerdo Nacional Iraquí, partidario de derrocar a Saddam mediante un golpe de Estado.
Lo intentó sin éxito en 1996, con la ayuda de la CIA y del yerno del dictador, Hussein al Majid, que se había exiliado en Jordania en 1995.
Desmoronado el régimen de Saddam, pasó a formar parte del Consejo de Gobierno en julio de 2003 y dentro del cual pasó a encargarse de asuntos relacionados con la seguridad.
De tendencia laica, fue sin embargo su condición de shii la que le permitió formar parte de este órgano de poder junto a otros doce shiies.
El 28 de mayo de 2004 fue elegido por el Consejo para desempeñar el cargo de primer ministro del Gobierno provisional iraquí y preparará elecciones para enero de 2005.
Su dura experiencia al frente de la seguridad del país, podría haber jugado a su favor en su designación, cuando de lo que se trata es de sacar al país de la situación de inestabilidad que atraviesa, estiman los observadores.
Además, su condición de shiita le hace aceptable a la mayoría shiita (60% de la población en Irak), y el carácter no confesional de su partido le hace, igualmente, bien visto a ojos de occidente, y en particular de Estados Unidos.
