Fernández, que ya gobernó el país de 1996 a 2000, entregó el poder a Mejía cuando el país crecía a un ritmo anual del 7.8%.
16 de agosto 2004.
Santo Domingo, (EFE).- Leonel Fernández asume hoy su cargo como nuevo presidente de la República Dominicana en medio de una grave crisis económica y en momentos de descontento social por la carestía de la vida y el deterioro del sector eléctrico y sanitario.
Los dominicanos, angustiados por largos apagones, la falta de gas propano y el alza de los precios de los productos básicos, han puesto sus esperanzas en Fernández, quien ganó con más de un 57 por ciento al mandatario Hipólito Mejía en los comicios del pasado 16 de mayo.
Mejía, del socialdemócrata Partido Revolucionario Dominicano (PRD), asegura que se despide de la Presidencia con "la conciencia tranquila", se escuda en las condiciones "extraordinariamente duras" en las que le tocó gobernar, y promete hacer una "oposición constructiva".
Las autoridades electas, del liberal Partido de la Liberación Dominicana (PLD), han garantizado que se centrarán en estabilizar el mercado cambiario ante la creciente depreciación que ha sufrido el peso frente al dólar estadounidense en los últimos dos años.
El "billete verde" pasó de costar 17 pesos en enero de 2000 a alcanzar los 55, en tanto que hoy se sitúa en 40.
En cuanto a la inflación, alcanzó el 31.8 por ciento en los primeros siete meses de este año, mientras que la interanual es del 55.6.
A esto se suma un aumento de la deuda exterior, que ronda actualmente los cinco mil 900 millones de dólares, según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), frente a unos tres mil 650 que encontró Mejía al comienzo de su mandato el 16 de agosto de 2000.
Con miras a aliviar el debilitamiento económico, la Cámara de Diputados, de mayoría oficialista, ya aprobó el proyecto de reforma fiscal, con el que se busca recaudar aproximadamente 22 mil millones de pesos (unos 500 millones de dólares) anuales para cubrir el actual déficit fiscal.
El proyecto de reforma tributaria, elaborado por técnicos de las autoridades salientes, las electas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha recibido fuertes críticas debido a la gran cantidad de impuestos que establece.
El Gobierno de Mejía, quien aspiró a la reelección en los pasados comicios, acudió a la ayuda del FMI tras revelarse un fraude de unos dos mil 200 millones de dólares en el Banco Intercontinental (Baninter), que afectó gravemente a la economía.
Aparte del Baninter, el año pasado quebraron en el país el Banco Nacional de Crédito (Bancredito) y el Mercantil.
El descontento de la población ante el difícil panorama económico se ha hecho evidente hasta los últimos días de la transición política en protestas callejeras que han causado varios heridos y en paros en los hospitales, donde los médicos se quejan del deterioro de los centros de salud y piden subidas salariales.
El Colegio Médico Dominicano (CMD) quemó la semana pasada un muñeco que representaba al ministro de Salud, José Rodríguez Soldevila, al que declaró "persona non grata" por no atender sus demandas.
Mientras tanto, miles de transportistas llevan más de diez días esperando en largas colas para abastecerse de gas propano por la gran escasez que las autoridades achacan a los distribuidores.
Con respecto al problema de los largos cortes de electricidad, debido a que varias firmas generadoras se mantienen fuera de servicio alegando deudas con el Gobierno de Mejía, las autoridades electas sostienen que existe "voluntad política para resolverlo".
Fernández, que ya gobernó el país de 1996 a 2000, entregó el poder a Mejía cuando el país crecía a un ritmo anual del 7,8 por ciento, mientras que los pronósticos para este año, según la CEPAL, auguran una caída del 1 por ciento, sólo superada por Haití (2 por ciento) entre los países de América Latina.