Todo el que estaba alrededor quedó despedazado, dijo por su parte un testigo que participó en las labores de rescate.
22 de septiembre 2004.
Jerusalén, (EFE).- Dos israelíes han muerto y 16 han sido heridos de diversa consideración en un atentado suicida que perpetró una chica, de 18 años, de las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa hoy miércoles en uno de los principales accesos a Jerusalén.
Se trata de dos agentes israelíes de la Policía de Fronteras que estaban en un puesto de observación en un cruce de carreteras, situado en el barrio de la Colina Francesa, en el norte de la ciudad y en territorio ocupado por Israel en 1967.
"Al detectar a la sospechosa se acercaron a ella y, en ese momento la mujer hizo estallar los explosivos, aunque no sabemos si los llevaba adosados al cuerpo, en un bolso o de otra manera", afirmó en el lugar de los hechos el jefe de la Policía de Jerusalén, el comisario Ilán Franco.
"Todo el que estaba alrededor quedó despedazado", dijo por su parte un testigo que participó en las labores de rescate.
El bajo número de víctimas en comparación con otros ataques que han cometido las milicias palestinas, se debe a que la deflagración se registró en un espacio abierto, cerca de una parada donde habitualmente los soldados hacen autostop.
Se trata de un cruce que conecta Jerusalén con el territorio de Cisjordania y en el que en los últimos años se han registrado varios ataques palestinos con bomba y armas automáticas.
El artefacto, que contenía metralla, era de una potencia relativamente pequeña, entre 3 y 5 kilos, informó el portavoz de la Policía, Guil Kleiman.
El atentado fue reivindicado por las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa, milicia armada vinculada al movimiento Al-Fatah, que preside Yaser Arafat, en un comunicado hecho público mediante altavoces en distintas ciudades de Cisjordania.
Fuentes palestinas aseguraron que la suicida es Zeina Abú Shaalem, de 18 años, procedente del campo de refugiados de Al-Askar, en Naplusa.
En declaraciones a EFE, un portavoz de las Brigadas, Abú Mahmud, manifestó que el ataque "es en respuesta por el asesinato de los líderes de Al-Aksa en Jenín y Naplusa recientemente" por Israel.
"Es -agregó- un mensaje político a los israelíes para que sean conscientes de que cuando reciben alertas de que se va a llevar a cabo un atentado no siempre son capaces de frenarlos".
La seguridad israelí confirmó que el martes llegaron a su poder advertencias sobre un inminente atentado en Jerusalén, aunque no conocía los detalles sobre cuándo y dónde se produciría.
El Ejército israelí cerró todos los accesos a la ciudad de Ramala el martes por la noche, aunque reabrió algunos en la mañana de hoy miércoles, lo que al parecer facilitó el paso de la atacante.
El hecho de que se trate de una mujer suicida parece confirmar las sospechas de los servicios secretos israelíes sobre que las milicias palestinas tienen problemas para reclutar varones y adentrarlos en Israel sin ser descubiertos.
En lo que ya se ha convertido en una rutina política desde hace cuatro años, el atentado fue rápidamente condenado por el Gobierno de la ANP.
"El primer ministro palestino, Ahmed Qurea, y el Consejo de Ministros condenan el ataque suicida en la Colina Francesa en Jerusalén Este contra blancos civiles", refiere la nota de prensa de la Oficina del Gobierno palestino.
"El interés nacional palestino se contradice con este tipo de actos, que deben cesar de inmediato para no dar a Israel la excusa para continuar sus asesinatos, incursiones y matanzas de civiles palestinos", refiere el texto.
Pero al Gobierno israelí ya no convencen las condenas de la ANP, y su primer ministro, Ariel Sharon, en línea con su política de fuerza, aseguró que "continuará la guerra contra el terrorismo".
"Ha sido un atentado grave -dijo-, pero seguiremos haciendo nuestro trabajo y luchando contra el terrorismo".
El atentado de hoy viene a sumarse a los numerosos problemas que afronta Sharon para sacar adelante su iniciativa de retirada de Gaza o "plan de desconexión" de los palestinos, cuya aplicación está prevista para finales de 2005.
"La desconexión es un premio que alimenta la motivación del terrorismo palestino. Los palestinos se ven alentados ante las ansias israelíes de retirarse", manifestó la diputada Guila Finkelstein, del Partido Religioso Nacional (Mafdal), socio de Sharon en la coalición de Gobierno.