Cuna de las civilizaciones antiguas, la sede de los Juegos Olímpicos aguarda con su riqueza histórica a los turistas.
AGENCIAS
ATENAS, GRECIA.- Decir Grecia es mucho más que Juegos Olímpicos. Detrás de la cuna de los Juegos Olímpicos están su Acrópolis, su mitología y su célebre literatura.
Fue en Grecia donde nacieron los Juegos Olímpicos hace casi tres mil años. Y fue ahí donde también iniciaron los primeros juegos de la Era Moderna, en 1896.
Los antiguos griegos eran un pueblo dotado de muy notables cualidades intelectuales y artísticas, que propiciaron un temprano desarrollo.
Agudeza mental, facilidad para la captación de la belleza, fortísima individualidad y unidad a un espíritu analítico, constituyeron sus más destacadas características, puestas al servicio de un idioma evolucionado, rico y flexible, hasta el punto de que todavía se dice que “los griegos tienen una palabra para eso”.
Su idioma es apto para la expresión de los más delicados matices del pensamiento, factores que convirtieron a su literatura en maestra de Occidente, aun cuando ésta deba no pocas influencias y aportaciones a Oriente y a Egipto, sin detrimento de su innegable originalidad.
Grecia se destacó por ser un Estado democrático y porque en ella se generó una brillante civilización, aporte invaluable al patrimonio universal.
Casi todas las artes y ciencias útiles nos fueron dadas por los antiguos griegos: la astronomía, las matemáticas, la ingeniería, la arquitectura, la medicina, la economía, la literatura y el derecho.
Cierto viajero famoso del siglo XVII escribió sobre Grecia: “Allí (en el país), la mente se fascina, el cuerpo desfallece y los ojos se deleitan y humedecen”.
Para algunos estudiosos de la cultura helénica, Grecia “es un país de leyenda, que atrae la prosa lírica, posee abundantes bellezas naturales, una rica herencia arquitectónica mundialmente famosa y tesoros artísticos de inestimable valor”.
Incluso el lenguaje científico moderno está formado mayoritariamente por palabras griegas.
Ellos fueron los primeros de Europa en escribir libros y dos largos poemas de Homero -acerca del asedio de Troya y sobre las aventuras de Odiseo- se leen todavía con placer, aunque su autor viviera antes incluso del año 700 a. de C.
Después de Homero llegó Hesíodo, quien entre otras cosas escribió sobre dioses, guerreros y la Creación.
Los griegos tenían un gran respeto por Homero y Hesíodo y las historias que ellos y otros poetas narraron, se convirtieron en parte de la cultura, no sólo de Grecia, sino de cualquier lugar donde llegara la lengua griega: desde Asia occidental hasta el norte de África y España.
Roma conquistó Grecia unos 150 años antes del nacimiento de Cristo, pero los romanos admiraban tanto la poesía griega que continuaron leyéndola, incluso después de convertirse al Cristianismo.
Cualquier persona culta debía conocer la mitología griega casi tan bien como la Biblia, aunque sólo fuera porque el mapa griego del cielo nocturno, aún utilizado por los astrónomos, era un libro ilustrado de los mitos.
Para algunos historiadores, los griegos son grandes porque reúnen cualidades admirables como: energía de carácter y vivacidad de espíritu, curiosidad para desentrañar, desinterés y afán de verdad y los misterios del mundo y de la vida.
A lo anterior se añade una inteligencia clara que logró acaso mayor número de verdades, que la de cualquier otro pueblo; imaginación viva y despierta, sentido innato de la armonía y de la proporción, que hizo de cada griego un artista y finura espiritual para captar los más sutiles matices del sentimiento y de la idea.
Cicerón dijo de los griegos: “Nación fina y hábil para la discusión”.
A su vez, Herodoto, el padre de la Historia, señaló: “El heleno se distinguió del bárbaro en ser más avisado y menos crédulo”.
Griegos y Grecia son términos de origen latino y vinieron a sustituir las denominaciones “Helenos” y “Hélade”, con que los propios interesados se designaban a sí mismos y a su patria, respectivamente.
El escritor italiano Indro Montanelli, en su libro Historias de los Griegos, señaló que los mismos romanos dijeron en una ocasión: “La Grecia conquistada, conquistó al bárbaro conquistador”.
Luego de estar en Grecia en lo general y en Atenas en lo particular, se puede decir que Homero tenía mucha razón cuando afirmaba: “Yo no le canto a Atenas conquistando a Roma, sino que le canto a Atenas educando a Roma”.
Semillero de celebridades
Grecia vuelve a escena mundial después de época dorada
Para un país de nada más que diez millones de personas, Grecia ciertamente tiene una larga cantidad de celebridades que han brillado a lo largo de su historia. La culpa de eso es de mamá.
En la antigua Grecia, Alejandro Magno y Pericles estuvieron en el centro de la escena. En la etapa dorada de la Grecia moderna fue el turno de Aristóteles Onassis, Melina Mercouri y Maria Callas.
“Los griegos son criados por sus madres para que piensen que realmente son dioses, especialmente los hombres”, dijo el profesor universitario Loukas Tsoukalis.
“Las madres te dicen que debes ser grande. Algunos consiguen el éxito en su intento de probarlo, pero no es algo fácil”.
“Con Onassis, Mercouri y Callas hay más griegos famosos que portugueses y belgas”.
El escritor costumbrista Nikos Kakavoulis coincidió en que ese deseo de estar en el centro de la escena volvió al vientre materno.
“La madre griega presume que sus hijos e hijas son dioses y ajustan sus expectativas alrededor de esa base”, explicó.
Pero el brillo de Mercouri con Nunca en Domingo es una memoria lejana, al igual que los días en que los cruceros de los que participaba Onassis y la vida de la cantante de ópera Callas dominaban las notas de espectáculos.
“La producción de estrellas fue muy pobre en los últimos 15 años”, dijo el periodista Dimitris Konstandaras. “Grecia reemplazó el teatro y las películas con la televisión. Pero la TV no le da longevidad a la gente”.
Los héroes de ayer duraban más, pero a lo mejor no todo está perdido.
