10 de febrero de 2004
ISKANDARIYA, Irak, (Reuters).- Aproximadamente 50 personas murieron el martes y decenas resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en una estación de policía en el sur de Bagdad, en otro ataque rebelde contra iraquíes que colaboran con las tropas invasoras lideradas por Estados Unidos.
"Hay unos 50 mártires, 30 de los cuales han sido identificados, y decenas de heridos", dijo a Reuters el médico Tahsim Ahmad en el hospital de Iskandariya, cerca del lugar donde ocurrió la explosión.
El director del hospital, Razak Hannabi, dijo: "Treinta muertos han sido traídos aquí, creo que el número está creciendo. Creo que son 49".
La mayoría de los muertos eran aspirantes a policías. Según dijeron testigos presenciales, hoy era día de reclutamiento en la comisaría de Iskandariya, a unos 50 kilómetros al sur de Bagdad.
Fuentes policiales locales dijeron que el atentado parece ser obra de un terrorista suicida, ya que vieron que la explosión se produjo cuando una camioneta roja pasaba junto a la puerta de la comisaría.
Fuentes estadounidenses dijeron que tenían constancia de al menos 35 muertos, pero no descartaron que fueran bastantes más por la potencia de la explosión.
La mayoría de muertos y heridos fueron trasladados al hospital local, que a las pocas horas estaba colapsado, mientras que otros tuvieron que ser dirigidos al hospital de campaña que las tropas polacas tienen en las cercanías.
Soldados estadounidenses de la 82 División Aerotransportada cercaron inmediatamente la zona del atentado y prohibieron el acceso a curiosos y a periodistas.
Iskandariya se encuentra fuera del "triángulo suní", ya en una zona de mayoría chií donde en los pasados meses la violencia no ha sido habitual, si bien los ataques de los grupos insurgentes se están extendiendo en las últimas semanas por todo el territorio iraquí.
Este atentado se produce un día después de que el portavoz militar estadounidense, General Mark Kimmitt, revelase que habían interceptado un documento de Al Qaeda donde se planeaban ataques contra los chiíes para atizar la guerra interconfesional en Irak.
"Existe un plan muy claro por parte de extranjeros para atizar la guerra civil, cometer violencia sectaria y tratar de crear fisuras en la sociedad (iraquí)", dijo Kimmit.