Explosión mata a diez personas y deja 30 heridos; grupo integrista asume la autoría del ataque.
EFE
MOSCÚ, RUSIA.- Al menos diez personas murieron y 30 resultaron heridas en un nuevo atentado suicida del que fue ayer escenario una céntrica plaza de Moscú.
La explosión se produjo en la hora punta, cuando los moscovitas regresan a sus casas, a escasos 20 metros de la entrada de una estación de metro y de las puertas de un concurrido supermercado.
Según testigos presenciales, una mujer se dirigía hacia la entrada de metro, pero, al ver a los policías que revisaban la documentación y los bolsos, se detuvo, dio la vuelta y en ese instante se produjo la explosión.
Siete personas murieron en el acto, dos de camino al hospital y la décima fue la kamikaze.
Los fragmentos de su cuerpo despedazado quedaron esparcidos en un radio de diez metros.
Más de 30 personas, incluidos cuatro niños, resultaron heridas, once de ellas se encuentran en estado grave.
La explosión fue tal que dos automóviles se incendiaron (lo que hizo suponer inicialmente que la carga había sido colocada en uno de ellos o en ambos), a decenas de metros no quedó vidrio entero y en un radio de medio kilómetro saltaron las alarmas de los vehículos.
Fuentes policiales dijeron a la agencia oficial ITAR-TASS que la bomba tenía una potencia equivalente a 300 ó 400 gramos de trilita y llevaba una carga de tornillos y otros elementos de metralla para causar el mayor número de víctimas.
Sin embargo, el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, quien acudió al lugar, dijo a la prensa que la potencia de la explosión podría alcanzar el equivalente a un kilogramo de trilita.
Rápidamente el lugar se llenó de vehículos de la policía y una veintena de ambulancias, paralizando el ya congestionado tráfico por la avenida céntrica Mir (Paz).
Los servicios de ambulancias atendían a los heridos en medio de la acera, luego los transportaban a cuatro hospitales capitalinos. En la ciudad fueron activadas varias líneas telefónicas de emergencia que informan del estado y lugar de hospitalización de los heridos.
Nada más conocerse la noticia, en Moscú fueron extremadas las medidas de seguridad, ya de por sí imponentes desde que el martes pasado dos aviones procedentes de moscú fueron dinamitados casi simultáneamente también por mujeres suicidas con un saldo de 90 muertos.
“La policía ha recibido la orden de redoblar la vigilancia y prestar especial atención a personas sospechosas y bultos abandonados”, dijo a la agencia oficial ITAR-TASS un alto cargo de las fuerzas del orden.
Precisó que los guardias tienen la orden de “prestar especial atención a mujeres solitarias de aspecto caucásico”.
La fuente añadió que en los lugares de mayor concentración fueron desplegadas patrullas adicionales, en las estaciones de ferrocarril, en el metro y los aeropuertos los agentes van acompañados por perros adiestrados en la detección de explosivos.
Al mismo tiempo, las autoridades moscovitas no piensan suspender los festejos del Día de la Ciudad, que comienzan hoy y durarán hasta el lunes próximo.
Ya antes del atentado, la Alcaldía tenía previsto desplegar en la capital durante los festejos a 27 mil efectivos de las fuerzas del orden.
Mientras tanto, un grupo integrista denominado las “Brigadas de Al Islambuli” asumió ayer la autoría del atentado suicida en Moscú, según el canal de televisión Al Jazzera.
La emisora qatarí cita un comunicado del grupo, colgado en una página en Internet, en el que asegura que llevará a cabo otros ataques en el futuro contra Rusia.
Esta organización, presuntamente vinculada a la red Al Qaeda, había reivindicado también el doble atentado del pasado martes contra dos aviones rusos, que costaron la vida a 90 personas.
El grupo lleva el nombre de Jaled Islambuli, el militar egipcio que encabezó el atentado que costó la vida en 1981 al presidente Anuar el Sadat.
Esta organización asumió también en julio pasado la autoría de un atentado suicida contra el ministro de Finanzas de Pakistán, Shaukat Aziz, quien salió ileso, mientras nueve personas murieron y otras 25 resultaron heridas.
RECHAZO A LA VIOLENCIA
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, condenó ayer enérgicamente el ataque terrorista en la estación de metro de Rizhskaya en Moscú, y transmitió sus condolencias al Gobierno ruso y a los familiares de las víctimas.
En un comunicado, el secretario general condenó “en los términos más enérgicos posibles” este acto criminal que resultó con la muerte de una decena de personas inocentes, así como de una cincuentena de heridos.
La explosión se produjo en la hora punta, cuando los moscovitas regresan a sus casas, a escasos 20 metros de la entrada de la estación de metro de Rizhskaya y de las puertas de un concurrido supermercado.
Un grupo islámico las Brigadas Islambuli se responsabilizó del atentado suicida mediante un comunicado, según informaron los servicios de seguridad rusos.