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México, DF.- Considerada como una de las actrices de más estilo de todos los tiempos, Audrey Hepburn, una mujer que conquistó a los cinéfilos con su imagen de frágil belleza y sublime elegancia, nació el cuatro de mayo de 1929.
Oriunda de Bruselas, Bélgica, Edda Kathleen van Heemstra Hepburn-Ruston, conocida en el medio artístico como Audrey Hepburn creció en el seno de una familia de clase alta; su madre era una aristócrata de origen holandés y su padre un banquero británico. Tras el divorcio de sus padres, Audrey permaneció con su madre, con quien viajó a Inglaterra, donde asistió a colegios privados y a clases de danza. Su delgada y alta figura le facilitarían la oportunidad de introducirse primero al mundo de la moda y luego a la industria cinematográfica, a la que ingresó a finales de los años 40, con la cinta Nederlands in 7 Lessen (1948). Por esos años apareció también, con breve papel, en la película Oro en Barras (1951).
Decidida a continuar en el mundo del cine, Audrey se marchó a Hollywood para probar suerte, y tras su participación en Gigi, consiguió su primer papel americano en Vacaciones en Roma (1953), de William Wyler, llamada una comedia romántica co-protagonizada por el ya estelar Gregory Peck. La película fue todo un éxito y su aristócrata interpretación fue premiada con el Oscar a la Mejor Actriz. Su elegancia y apariencia distinguida fueron muy bien aprovechadas en cintas de corte romántico de múltiples variantes como Sabrina (1954), de Billy Wilder; Una Cara con Ángel (1956), de Stanley Donen, o Ariane (1957), también dirigida por Wilder. Por sus actuaciones en Sabrina e Historia de una Moja, Audrey volvería a ser nominada al premio Oscar.
Otras producciones cinematográficas de los 50 fueron Guerra y Paz (1956), de King Vidor; Historia de una Monja (1959), de Fred Zinnemann, y Mansiones Verdes (1958), de Mel Ferrer, actor, productor y director con quien se había casado años atrás, en 1954. Con él compartiría créditos en dos ocasiones, en Guerra y Paz (1956) y Encuentro en París (1964), una película firmada por Richard Quine. Cuatro años después se divorciaría de Ferrer. También destacó en títulos como Los que no Perdonan (1960), de John Huston; Desayuno con Diamantes (1961), de Blake Edwards -por la que volvió a ser nominada al Oscar-; Charada (1963), de Stanley Donen, y My Fair Lady (1964), de George Cukor.
Asimismo, Como Robar un Millón y... (1966), de William Wyler; Dos en la Carretera (1967), de Donen, y Sola en la Oscuridad (1967), de Terence Young, con la que tuvo su última nominación. Tras su boda y divorcio con el médico Andrea Dotti, en 1969 y en 1982, respectivamente, Audrey se retiró del cine para ocuparse de sus dos pequeños hijos durante unos años; para regresar en 1976 con la crepuscular historia sobre Robin Hood desarrollada en Robin y Marian (1976), dirigida por Richard Lester y co-protagonizado por Sean Connery.
Sus posteriores apariciones en la pantalla grande se cuentan con los dedos de una mano siendo su último trabajo el compartido con Steven Spielberg en Always (1989). En los años 80 y 90, la principal tarea de Hepburn fue la humanitaria, ayudando a los niños pobres como embajadora especial de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), tarea que le sería recompensada con el premio póstumo Jean Hersholt, pues moriría de cáncer el 20 de enero de 1993.
