DURANGO, DURANGO.-Resultado de un estudio elaborado por Alberto Terrones González, integrante del Instituto de Investigación Científica de la UJED, se establece que un 17.7 por ciento de la población adolescente entre los 13 y 19 años en la ciudad capital, tiene una ideación suicida, es decir, en sus mentes está el pensamiento obsesivo de quitarse la vida.
Dentro de los factores que contribuyen a esta situación se encuentran los aspectos culturales, familiares, psicológicos y sociales, entre los que destacan la impulsividad propia del adolescente, el deseo de manipular a sus mayores así como la influencia de formas de pensamiento ?mágico-religiosas? que se dan en la sociedad.
?Todo esto está determinando que el adolescente tenga mayor riesgo en este aspecto. El porcentaje citado con anterioridad a nivel de dato epidemiológico es parte de los problemas de salud pública, es muy importante?, dijo.
Hizo especial énfasis en la presencia del satanismo, lo cual es un grave peligro para los jóvenes, ya que les crean múltiples confusiones en lugar de ayudarlos. ?En general son todos estos grupos de falsas religiones y que confunden a los chicos. Las cuestiones del tipo satánico, hay que tener mucho cuidado y estar al pendiente y más en los adolescentes que están en este rango de apegarse a esas ideas?, agregó.
Por otra parte, destacó que en muchos casos los mancebos tratan de chantajear a sus mayores atentando contra su propia vida, pero no miden las consecuencias y ?se les pasa la mano?.
Destacó que ya tienen indicadores para implementar programas de detección oportuna de la intención del suicidio. ?No vamos a trabajar con la familia, el impacto de los programas para evitar el suicidio está en las escuelas y no con los maestros. Quienes están en un primer lugar son los propios compañeros de los adolescentes?, apuntó.
Expuso que los primeros en conocer los problemas de los jóvenes son sus amigos y por lo tanto, las acciones preventivas deben incidir en ellos.
Señaló el principal método que utilizan los jóvenes para terminar con su existencia es la intoxicación con medicamento o bien, por veneno, pero también recurren a cortarse las venas. ?Estos son los métodos que todavía salvan a los adolescentes en la consumación del suicidio?, destacó.
?Esta investigación ya la veníamos viendo necesaria como un problema que se está percibiendo y llevo un estudio muy específico que inicie desde 1986 hasta el 2002, en cuánto a sobrevivientes al suicidio en el Hospital General?, indicó como antecedentes de este trabajo que ahora es financiado por el fondo Sivilla impulsado por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Durango (Cocyted).
?Pero queríamos saber cómo se estaba comportando este fenómeno en la población estudiantil de adolescentes, quiénes habían tenido esta disposición para el intento de suicido, pero también saber cual era la prevalencia, el dato específico muy claro de los muchachos que andan caminando por la calle pero con un problema de pensamiento obsesivo al suicidio?, desglosó.
Asimismo, manifestó que este problema se presenta en el mundo entero y citó como ejemplo, los pueblos árabes, pero es sin duda, la población joven la más afectada.