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MÉXICO, DF.- Los procesos de migración, reasentamiento y relocalización de grupos étnicos en México han hecho que los indígenas tengan una importante presencia en las zonas metropolitanas, entre las que destacan la ciudad de México, con 910.8 mil; Puebla, con 153.8 mil, y Toluca, con 94.9 mil personas.
De acuerdo con un informe el Consejo Nacional de Población (CONAPO), los grupos étnicos tienen también presencia significativa en ciudades como Mérida, con 294.0 mil indígenas; Cancún, con 127.9 mil, y Oaxaca, con 105 mil.
En el reporte se indicó que las etnias con mayor movilidad son los mixtecos, con un porcentaje de 7.2 por ciento; los mazatecos, 5.6; zapotecas, 4.9; totonacas, 4.4; nahuas, 4.3 y otomíes, con 3.7.
La migración ha tenido un papel importante en la conformación de la distribución territorial de la población indígena, aunque los movimientos de corto plazo, repetitivos, con residencia difícilmente identificable, es difícil evaluar con precisión el fenómeno, apuntó.
Sin embargo, a partir de los datos del censo de 2000 se puede destacar que de la población indígena total, 4.2 por ciento residía en 1995 en un lugar diferente que en 2000. El estudio del CONAPO, organismo dependiente de la Secretaría de Gobernación, señaló que ?las consecuencias socioculturales de estas migraciones son muy variadas, y en gran medida dependen de la forma como sus respectivas identidades étnicas se ven enfrentadas al contacto intercultural?.
Explicó que hay grupos indígenas que migran en familia y también en grupos, lo cual les permite recrear parte de su cultura en el lugar de destino, pero hay también los que migran individualmente y se integran a la cultura predominante del lugar de destino.
En ocasiones, en el proceso intenso de integración del indígena, éste tiende a rechazar lo propio y marcar preferencias por lo ajeno. En el caso de los grupos étnicos cuya población hablante de lengua indígena es relativamente pequeña, su dispersión, a causa de la migración, repercute directamente en la continuidad y permanencia de estos pueblos.
Ejemplo de esto son los grupos, cochimí, cucapá, chichimeca jonaz, chocho, chuj, guarijío, ixcateco, jacalteco, kiliwa, kekchí, kikapu, mame, ocuiteco, paipai, pima y seri, entre otros.
Las poblaciones indígenas en zonas rurales -localidades con menos de dos mil 500 habitantes- que declaran ser bilingües presentan un porcentaje cercano a 75 por ciento.
Mientras que los grupos étnicos en zonas metropolitanas declaran hablar su lengua y el español en 99 por ciento, lo cual sugiere cierto proceso de integración, donde ser bilingüe es una condición necesaria para sobrevivir en las zonas urbanas.
El estudio destaca que es evidente el mayor nivel educativo de la población indígena que reside en zonas metropolitanas con respecto a los que viven en áreas rurales. Lo anterior puede estar relacionado sobre todo con que el acceso a los centros urbanos da mayores oportunidades educativas, debido a una cobertura más amplia de esos servicios.
En las zonas metropolitanas de México y Guadalajara hay 548 alfabetos por cada diez analfabetos entre la población de 15 a 19 años, relación inferior con respecto a las localidades menores a dos mil 500 habitantes, donde la relación es de 78 por cada diez. Por otra parte, es notoria la mayor cobertura de los servicios educativos para las generaciones más recientes de manera que en los grupos más jóvenes hay menores proporciones de analfabetos, tanto para los grandes centros urbanos como para las localidades pequeñas, reflejo de la mejoría del sistema educativo en México.
Señaló que los grupos étnicos con menores proporciones de analfabetas son los choles, con 1.4 por ciento; mayas, con tres, y zapotecos, con seis por ciento. En contraste, se encuentran los otomíes, con 15.5 por ciento, los mazatecos, con 11.9, y los mixtecos, con 11.1 por ciento.
También son notorias las diferencias entre hombres y mujeres; estas últimas, sin distinción de etnia, presentan mayores proporciones de analfabetismo que los varones.
El Consejo Nacional para la Población destaca que las ocupaciones en las cuales se concentran los indígenas en las zonas metropolitanas son diversas. Empero, la mayoría ocupa puestos con escasa preparación escolar, como puede ser obrero, cargador, albañil y al servicio doméstico, entre otras, o empleos cuyo perfil requiere un escaso nivel educativo como encargados y empleados en establecimientos comerciales.
También destacó la incorporación incipiente de profesionistas, técnicos y trabajadores de la educación.
El CONAPO expuso que en las condiciones laborales hay un aspecto que resulta importante destacar y es el de los salarios de los indígenas, que en ciudades o zonas rurales existen diferencias por sexo, pero los indígenas asalariados de las zonas metropolitanas duplican sus ingresos con respecto a los de las rurales.
Asimismo, en las áreas rurales, 25 por ciento de la población recibe medio salario mínimo mensual por su trabajo, hasta 50 por ciento recibe cerca de uno y hasta 75 por ciento sólo gana 1.3.
Mientras estos valores en las zonas metropolitanas alcanzan 1.1, 1.7 y 2.6 salarios mínimos mensuales, respectivamente. Ello pone en evidencia que las diferencias salariales constituyen uno de los principales determinantes de la redistribución territorial de los indígenas hacia zonas metropolitanas.
