EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Los números son alarmantes. La estadística de menores infractores involucrados en delitos contra la salud sigue en aumento. Durante el presente año, se detectó que las niñas ocupan un 50 por ciento de las detenciones. El problema crece junto con la indiferencia de las autoridades.
Gabriela Estavillo Flores, titular del Consejo Unitario de Menores Infractores, informó que en el renglón de posesión de droga, se han elaborado 11 radicaciones, que generaron la detención e internamiento de al menos 13 menores.
Con seis años de experiencia en el trato directo con los menores infractores, Verónica Guevara Treviño, auxiliar de la Unidad de Prevención y Tratamiento de Menores, opinó que es considerable el número de niños que provienen de hogares desintegrados y también son reincidentes.
La funcionaria explica que su oficina hace las veces de la agencia del Ministerio Público y el contacto con los presuntos responsables de la comisión de algún delito, permite hacer varias lecturas, entre las que destaca el incremento hasta del 50 por ciento en el número de niños y niñas que cometen delitos contra la salud.
Tradicionalmente, las niñas siempre ocupan un 20 por ciento del total de detenciones por los diferentes delitos contemplados en los códigos penales estatales y federales. En 2004, el porcentaje se disparó considerablemente.
La intromisión de niños y niñas de entre los diez y antes de cumplir los 16 años, se presenta mediante la utilización de “nuevas” técnicas para la eficiente distribución de droga, por parte de los grandes distribuidores y medianos “puchadores” que aprovechan la inocente apariencia de los menores.
Verónica Guevara señala que al momento que un menor es puesto a su disposición, detecta que en el 30 por ciento de los casos, se encuentra en estado de intoxicación, la mayoría de las veces por mariguana y en menos casos bajo los efectos de inhalantes.
Esta información permite comprender la lectura al problema social, que se traduce a la facilidad que tienen los niños y adolescentes, para obtener dosis de droga para su consumo personal, generando cada vez más, una temprana farmacodependencia que luego se transforma, creando viciosos y delincuentes en potencia.
Sin autoridad
Los valores están perdidos, hoy son más los niños y adolescentes que ya no respetan a sus padres y la autoridad de los adultos se va perdiendo ante su sorprendida mirada que “nada” puede hacer por evitar la comisión de delitos de sus hijos.
Verónica Guevara cita casos donde los padres dicen que “ya no pueden con sus hijos”. Esto es más frecuente al detectar que la mayoría de las detenciones de los menores por parte de la Policía Preventiva son de entre las 21:00 horas en adelante, predominando las altas horas de la madrugada.
“Es triste ver a los padres que dicen: no puedo con él”, señala la auxiliar de la Unidad de Prevención y Tratamiento de Menores, quien aclara que la finalidad de su oficina no es imponer un castigo a los menores, por el contrario, se trata de adaptarlos mediante un trato adecuado.
Cuando un menor comete un delito por vez primera, las autoridades le dan un apercibimiento, pero cuando vuelve, se busca canalizar al menor para que reciba una mejor atención. En el 40 por ciento de los casos, los niños vienen de hogares disfuncionales. Lo que significa un porcentaje considerable que pude ir en aumento.