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BOGOTÁ, COLOMBIA.- El secretario general de Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, denunció ayer en Colombia que unos 500 millones de armas ligeras circulan en el mundo, de las cuales el 40 por ciento han sido desviadas del comercio legal.
Al instalar en esta capital la Conferencia Interamericana contra la Fabricación y Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego, Municiones y Explosivos, Gaviria dijo que el tráfico ilegal de armas es uno de los mayores problemas del hemisferio.
Señaló que la producción y flujo de armas no sólo están vinculados con las grandes organizaciones criminales internacionales, sino que su impacto es “igualmente claro en la cotidianidad de la violencia en campos y ciudades”.
En el caso de Colombia, país que enfrenta un conflicto armado interno que en casi cuatro décadas ha dejado más de 100 mil muertos, el problema es más serio que la mayoría de naciones del hemisferio, advirtió Gaviria.
“Se calcula que la mitad de las armas ligeras que hay en el mundo son ilegales o se mueven de mercados legales a ilegales, lo cual es preocupante”, dijo el ex mandatario colombiano.
Agregó que a Colombia han llegado pertrechos de todos los confines del mundo, muchos de ellos procedentes de las naciones que hicieron parte del conflicto centroamericano.
El secretario general de la OEA explicó que con la reunión de dos días en Bogotá, a la cual asisten delegados de 34 países, se aspira a “ponerle control a esas situaciones y que el estado colombiano sea mucho más capaz de hacerle seguimiento”.
Gaviria consideró, en ese marco, que la cooperación es el elemento central de la Convención Interamericana para identificar de manera adecuada tanto las armas de fuego producidas en cada país como las importadas.
La canciller colombiana Carolina Barco, de su lado, abogó por el fortalecimiento de la legislación hemisférica para el control del tráfico ilegal de armas y municiones, que consideró una “grave amenaza” para la estabilidad y la paz mundial.
“Es urgente que esta Primera Conferencia establezca las bases de compromiso y acción política que demandan nuestros pueblos y la comunidad internacional para poder alcanzar el objetivo de un hemisferio seguro”, aseveró la funcionaria.
Barco recordó que Colombia ha sostenido que la lucha contra este fenómeno pasa por el fortalecimiento de la legislación y la destrucción de arsenales de armas de fuego que excedan las necesidades legítimas de defensa.
Según recientes informes policiales, unas 45 mil armas, entre fusiles, subametralladoras y revólveres, entran cada año a Colombia, la mayoría de las cuales tienen como destino a los grupos armados ilegales de izquierda y ultraderecha que operan en el país.
Las autoridades locales estiman que el ingreso ilegal de armamento al país sudamericano, uno de los más altos de Latinoamérica, es en la actualidad tres veces mayor al que se registró en promedio en los años 90.
Barco, por este motivo, consideró esencial establecer mecanismos de control sobre todos los eslabones del comercio de pertrechos, desde su producción hasta su distribución y venta.
La canciller insistió por ello durante el discurso de inauguración del foro en la necesidad de avanzar hacia un intercambio eficaz de información para permitir el rastreo de las armas y la captura de los traficantes a nivel hemisférico.
En la Conferencia de Bogotá, a la que asisten delegados de 34 países, se evaluarán sugerencias como el uso de certificados de importación armonizados y la elaboración de formatos electrónicos para facilitar el intercambio de información.