La mala alimentación y el estrés son el origen del problema
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Cada vez son más los niños de entre ocho y diez años que padecen de gastritis, un padecimiento que hace años afectaba sólo a los adultos mayores de 50 años. Este fenómeno es el resultado de la vida actual donde el estrés y la mala alimentación son los factores principales.
El médico general, Ramón Leyva Martínez, comenta que las madres de familia llevan a sus hijos cuando presentan el cuadro típico de esta enfermedad: vómito, diarrea ocasional y dolor en el epigastrio.
Añade que la vida actual obliga a los esposos a trabajar. La señora no tiene el tiempo suficiente para supervisar que su hijo tome algún alimento en casa. Quizá muchas de ellas no alcanzan a preparar el desayuno y les dan a sus niños dinero para que compren algo en la escuela.
Pero en estos tiempos la comida chatarra abunda y se comercializa en los planteles educativos. Se expende sin tomar en cuenta las medidas de higiene y además lo único que encuentran los muchachos son gorditas, lonches de mortadela o frituras a las que se les agregan picantes artificiales que contienen alto grado de ácido.
Como el estómago está vacío, trabaja más. Inicia el ácido clorhídrico su función y recibe los jugos viliares pancreáticos cuya función es recibir los alimentos y si no tiene nada que digerir, empieza a consumir la mucosa que hay en el estómago. De esta manera principia el dolor y malestares característicos de la gastritis.
Leyva Martínez indica que el tomate que tienen los lonches de mortadela también perjudica la función del estómago, lo mismo sucede cuando el pequeño toma un vaso de leche pura. “La leche después de los seis meses pierde su función que es la de alimentar, después es un complemento que hay que combinarlo con fruta y cereales... sola causa acidez”.
Manifiesta que el estrés es otra causa que está provocando el padecimiento en los niños. En los primeros años de su vida acuden a la escuela con la idea de jugar, pero como tienen que aprender les causa tensión, más cuando hay que hacer una tarea que no entienden y no hay nadie en casa que los apoye y oriente.
Lo anterior aunado al alimento bajo en nutrientes que reciben, desencadena en ellos la enfermedad. “Un padecimiento que antaño sólo se diagnosticaba a personas mayores de 50 años”, dice el médico, quien refiere que en otra época la madre de familia se dedicaba a la crianza de los hijos y se le daba para gastar, eran 20 centavos con los que el niño compraba una naranja que era lo que vendían en las escuelas cuando llegaba la hora del recreo.