EL PAÍS
WASHINGTON, EU.- El Pentágono dispuso ayer la movilización de seis mil 500 miembros de la reserva activa para cubrir puestos secundarios y no de combate en Irak y Afganistán. La medida, inmediatamente criticada por los demócratas que la calificaron de reintroducción oficiosa del servicio militar obligatorio, reabre una vez más la polémica sobre la cuantía de los efectivos de las fuerzas armadas, que muchos expertos consideran insuficientes para hacer frente a las misiones de Irak y Afganistán.
Los reservistas movilizados pertenecen a la Reserva Individual Disponible, compuesta por unos 110 mil efectivos que, después de haber servido en unidades activas, permanecen a disposición del Ejército hasta cumplir los ocho años mínimos exigidos para aceptar el alistamiento.
La ventaja de estos reservistas es que, dada su reciente desmovilización, no necesitan someterse a un nuevo entrenamiento como ocurre con los miembros de la Guardia Nacional y de la Army Reserve (Reserva del Ejército), cuya experiencia militar se limita a unos ejercicios durante una semana al mes, completados con un entrenamiento más duro de dos semanas al año.
El nuevo contingente, que realizará labores de apoyo y logísticas, estará compuesto principalmente por especialistas, como conductores, mecánicos, administrativos e ingenieros, aunque varios de ellos se integrarán en unidades de la policía militar.
La decisión del Pentágono ha sido criticada inmediatamente por los demócratas para quienes la llamada de los reservistas constituye, en su opinión, una prueba más del fracaso de la Administración (republicana) en Irak. Rand Beers, asesor de seguridad nacional del aspirante demócrata a la presidencia, John Kerry, manifestó que (la movilización) es “el resultado directo del fracaso diplomático (de Bush) para conseguir ayuda real internacional en Irak”.
Además importantes miembros de las dos Cámaras del Congreso y varios destacados generales, se han quejado en repetidas ocasiones de la escasez de efectivos para llevar a cabo las operaciones militares en Afganistán e Irak, como consecuencia de la nueva estrategia introducida en el Pentágono por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, defensor, frente a la doctrina militar tradicional, del mantenimiento de Ejércitos ligeros y de gran movilidad.