Reuters
MÉXICO, DF.- México anunciará esta semana una reducción de 30 por ciento a los aranceles de las importaciones de acero de países con los que no tiene tratados de libre comercio, a fin de aliviar a industriales que se han afectado por los altos precios y la escasez mundial del insumo.
El director de industrias pesadas de la Secretaría de Economía de México, Humberto Jasso, dijo que la medida está ya en manos del presidente Vicente Fox, quien sería el encargado de aprobarla, pero que es cuestión de días.
“La información que tenemos es que está siendo visto con muy buenos ojos y que pudiera salir ya mañana o pasado (mañana), esa es la información que tenemos nuestra”, dijo el funcionario. “El proyecto que tenemos implica recortar una tercera parte o el 30 por ciento el arancel que hay vigente para los productos del acero y bajaría de 13 por ciento a nueve por ciento los aranceles sobre los productos siderúrgicos y los que tuvieran 18 por ciento bajan a 14 por ciento”, añadió.
El funcionario señaló que México exporta 30 por ciento del acero que produce e importa la misma cantidad para consumo interno.
Jasso dijo que la decisión se tomó para ayudar sobre todo a las pequeñas y medianas empresas de sectores como la construcción, bienes de capital y metalmecánica, que no cuentan con esquemas preferenciales para la importación con bajos aranceles y que requieren de algunos tipos de acero que no se producen en el país o que su producción es insuficiente.
El funcionario dijo que otras industrias, de mayor tamaño, como la electrónica, automotriz, petrolera y de electrodomésticos, cuentan con esquemas especiales para importar el acero que necesitan, y no requieren de bajas de aranceles.
“No se espera que se importe mucho más porque el mercado mundial está muy apretado, no hay oferta sino que lo que se importe se importe más barato”, dijo Jasso.
Las siderúrgicas mexicanas, que esperaban un buen 2004 por el alza en los precios del acero, señalan ahora que ven un futuro incierto ante la escasez de insumos generada por una creciente demanda mundial y altos costos de energéticos que golpean su competitividad.