El mundo de las noticias nos está presentando una ambivalencia importante.
Por una parte se dice que la Inversión Extranjera Directa (IED) ha crecido este año más que nunca, se espera que rebase los 15 mil millones de dólares, y por otra parte se dice que en la lista del Foro Económico Mundial, México ha descendido del lugar número tres al lugar veintidós.
Esto significa que México ha recibido más inversiones que en años pasados, y que las exportaciones han crecido, -14 por ciento de productos manufacturados, y 20 por ciento de productos agropecuarios- pero también significa que va en aumento la preferencia de los países desarrollados por invertir en otros países más que en México.
Que México esté ahora en el lugar 22 y ya no en el tres, no ha querido decir –hasta ahora- que el flujo de inversiones haya disminuido como lo muestran las cifras, pero el peligro parece ya cercano. La molestia de los inversionistas se basa en la complicación y el número de trámites que se necesita cumplir para iniciar una empresa, en la poca claridad de las leyes fiscales y su continuo cambio, en el problema de los energéticos caros, en las dificultades que presentan las leyes laborales, en las carencias de infraestructura y en la corrupción.
Es claro que si seguimos así, no solamente vamos a bajar más en la escala de preferencias, sino que las inversiones van a disminuir, yéndose a países más benévolos que otorgan toda clase de ayudas y privilegios a la inversión extranjera productiva.
El presidente Fox decidió no presentar ya ningún proyecto de Ley para realizar las reformas estructurales que el país necesita ¿podrá soportar el país más de dos años sin iniciar el descenso por el tobogán?
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¿Ya no más apagones?
La Comisión Federal de Electricidad acaba de anunciar que el margen de reserva que tiene el sistema eléctrico nacional es en este momento del 17.8 por ciento, cuando el mínimo recomendado es del cinco por ciento. El margen de reserva es la diferencia que existe entre la capacidad instalada y la demanda máxima en un determinado periodo.
Esta bonanza se debe a que ha aumentado en 9000 megawatts la capacidad instalada, debido a la incorporación en el sistema de productores externos y a la reserva de las centrales hidroeléctricas que ha aumentado en forma muy importante debido a las abundantes lluvias de este año.
Vale la pena indicar que la tersa afirmación de “la contribución de productores externos” oculta un hecho: esos productores externos son centrales eléctricas que pertenecen a la iniciativa privada. Violando la Constitución, pero muy a la mexicana hay compañías extranjeras que obtuvieron durante los regímenes anteriores contratos para construir con su propio capital centrales termoeléctricas con el compromiso de vender el fluido a la CFE, pero siguen siendo dueños de las instalaciones. Otro hecho también es el de compañías nacionales que construyeron sus propias centrales para el suministro de electricidad a sus plantas, con el compromiso de vender los excedentes a la CFE.
Sea como sea parece que de hecho no hay peligro de apagones por falta de suministro, aunque si los hay en ciertas regiones (por ejemplo el valle de Toluca) en las que no hay suficiente fluido por carencia de redes de distribución.
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En septiembre el incremento salarial contractual creció 4.8 por ciento, mientras que los precios aumentaron 4.95 y hasta cinco por ciento. Esto quiere decir que la capacidad de compra de los trabajadores sindicalizados disminuyó en 0.15 por ciento. El mercado laboral sindicalizado tiene suficiente holgura como para poder soportar esa pequeña disminución de su poder adquisitivo que disminuye las presiones inflacionarias, pues de acuerdo con las leyes del mercado un aumento de la demanda acarrea un aumento de precios.
Esta postura parece sensata ante el peligro inminente de un repunte importante de los precios generales, por el aumento del precio de los energéticos. En esta fecha el precio del barril de petróleo ya alcanzó los 53 dólares.
