La estructura de la producción automotriz está cambiando rápidamente, y México está operando este cambio en forma muy satisfactoria.
Las compañías automotrices están fabricando cada vez menos partes de los automóviles que producen, cada vez más las compran a la industria de autopartes y se dedican al armado final, al financiamiento y venta de las unidades, al servicio y a la venta de refacciones. Cuando fabricaban la mayor parte de las piezas de los automóviles, sus ganancias eran del 3.8 por ciento, al dedicarse a la venta y al financiamiento, sus ganancias son del orden del 8 por ciento. Chrysler está comprando a las fábricas de partes el 80 por ciento del valor de los automóviles que fabrica.
Las compañías están impulsando a las fábricas de autopartes para que además de producir las piezas, se dediquen a la investigación y al desarrollo específico de su sector.
Además de la producción de asientos, faros, partes de plástico, tapicería y revestimientos, las fábricas de partes, están produciendo transmisiones, rines, ejes de tracción, muelles, cabezas de motor de aluminio y monoblocks, resortes de suspensión, ejes de transmisión trenes motrices, portezuelas, amortiguadores, frenos de tambor y de disco, componentes del motor, volantes, vidrios, baterías y sistemas de luces.
Los fabricantes de autopartes que se iniciaron vendiendo piezas a las armadoras, poco a poco están sacando al mercado sistemas más completos, con un aumento evidente de valor agregado.
Las empresas mexicanas de autopartes, además de surtir a las armadoras que están en el país, han exportado en lo que va del año, catorce mil trescientos millones de dólares, más las partes que salieron en los coches que se exportaron armados.
Este año, a pesar de una disminución del dos por ciento en la venta de automóviles, el crecimiento de la industria de autopartes fue de más del ocho por ciento, lo que indica la excelente calidad que tienen las partes fabricadas en el país.
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En el año 2004 los visitantes extranjeros que vinieron a México fueron más de veinte millones, con una derrama para el país de más de diez mil setecientos millones de dólares.
Este aumento se debió a distintas causas, que por ser coyunturales, no están en nuestras manos poder manejarlas.
El primer factor fue el deslizamiento de un diez por ciento del peso frente al dólar y el deslizamiento de éste frente al euro. Un peso barato es invitación para venir. Con la misma cantidad de dólares se compran más servicios. Al contrario, con un euro más caro, se compran menos. Los americanos y canadienses (que fueron el noventa por ciento de los turistas que vinieron), prefirieron venir a un México barato para ellos y gozar de nuestras playas y nuestro clima, más bien que ir a visitar Europa.
Otro factor fue el temor que todavía está presente en el pueblo americano, provocado por la destrucción de las Torres Gemelas, que se realizó con aviones comerciales. Se constata que los viajeros americanos prefieren viajes cortos de un máximo de cuatro horas sobre los vuelos trasatlánticos. Venir a México resulta menos peligroso que viajar a Europa o a Oriente.
Es de esperarse que aprovechando las circunstancias, México avance en su estructura hotelera y turística, como ya está planteado para el futuro inmediato.
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¿México exportando pescado a Japón?
Sí, así es. Y no se trata de una utopía. Ya se vendieron a Japón las primeras 300 toneladas de atún aleta amarilla, cultivados en jaulas. Se comenzaron a cosechar el 11 de diciembre para mandarlos refrigerados a Japón.
El atún aleta amarilla puede llegar a pesar hasta 120 kilos, pero los de granja oscilan entre 70 y 80 kilos.
Este proyecto se inició hace cuatro años por una compañía americana, pero en 2002, fue comprada por mexicanos.
En este momento se pudieron comercializar sólo trescientas toneladas, porque se tienen únicamente tres jaulas, pero se espera para el año próximo contar con diecisiete jaulas más y producir cien toneladas por ciclo en cada jaula, o sea tres mil toneladas. La compañía pretende una rotación de dos ciclos por temporada, con lo que se podría contar con cuatro mil toneladas al año. La primera cosecha de trescientas toneladas se vendió a los japoneses en $25 el kilo.
Además de esta primera compañía, la Sagarpa acaba de otorgar el permiso a otro grupo para iniciar el cultivo de potete en jaulas flotantes. El potete es un pez sin espinas, cuyo precio es de $70 por kilo. La Secretaría apoya con $80,000 el inicio de los estudios de viabilidad del proyecto.
En Barra de Navidad y Careyes se está iniciando un proyecto para producir huachinango. Ya cuenta el grupo con $150,000 para arrancar los estudios.