Interbrand, una compañía que hace estudios sobre las marcas más reconocidas del mundo, coloca para América Latina a Cemex en primer lugar, a Corona en segundo a Bacardí en tercer lugar, a Bimbo en cuarto, a Aeroméxico en quinto y a Seguros Monterrey en sexto lugar.
Cemex en América Latina opera en México, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Costa Rica, Panamá, Dominicana y Haití. Pero en total tiene presencia en 33 países.
Sus mercados más importantes son México, con el 36.7 por ciento de su producción, Estados Unidos con el 24 por ciento y España con el 17 por ciento. Es la tercera compañía fabricante de cemento en el mundo, sólo superada por una marca francesa y una inglesa. Sus ventas del año pasado fueron de siete mil ciento cincuenta millones de dólares. Su crecimiento fue del nueve por ciento en 2003 y en España creció en el mismo período el 24 por ciento.
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A partir del mes de marzo, los exportadores mexicanos podrán comenzar a exportar pollo hacia Estados Unidos. Hay un mercado interesante en los habitantes de habla hispana, que prefieren la carne oscura: piernas y muslos para los guisos mexicanos: flautas, tamales, enchiladas, tacos y mole. Esto supone valor agregado, pues el pollo se exportaría procesado, en trozo, congelado o enchilado. El gusto del pueblo americano es diferente: prefieren la carne blanca de la pechuga y los productores americanos exportan la mayor parte de la carne oscura a Japón, sin haberse preocupado de los 21 millones de hispanos que son un mercado potencial de carne oscura. Allí es donde pueden incidir los productores mexicanos.
Por el momento sólo cuatro empresas mexicanas son capaces de procesar el pollo, pero en cuanto se abra la frontera, podrían incorporarse a este nuevo mercado unas veinte empresas más.
Hasta ahora, según la organización de avicultores, México nunca ha exportado pollo a Estados Unidos, pero una vez que el Gobierno americano otorgue en marzo la licencia al pollo mexicano como libre de Newcastle (una plaga del sistema respiratorio de las aves), las primeras remesas podrían comenzar inmediatamente. México produce al año dos millones doscientas mil toneladas de pollo. Comenzando con una exportación de unos treinta millones de dólares, al término de cinco años estaríamos hablando de un negocio de ciento cincuenta millones de dólares.
Incluso en este momento habría la oportunidad para los productores mexicanos de exportar pechuga, porque ha habido escasez de pechuga fresca y cruda.
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Estados Unidos acaba de abrir también la posibilidad de exportación de huevo fresco. En diciembre se exportaron por primera vez medio millón de huevos y se seguirá haciendo durante el año. Fue difícil por las muy rígidas restricciones sanitarias, pero el paso ya está dado.
México inició su participación en la producción y en la comercialización de huevo procesado hace ya cuatro años y Japón es hasta hoy nuestro mercado más importante, pero también estamos exportando a Australia, a Europa y a varios países árabes. Con todo, resulta incongruente que siendo Estados Unidos nuestro mercado natural de exportación, no lo hayamos tocado todavía.
Estados Unidos puede ser un cliente muy importante de huevo procesado, que se presenta líquido, congelado, o deshidratado y su utilización es masiva en la industria alimenticia. La proteína de huevo pura se utiliza para enriquecer los alimentos y para la confitería.
Los productores mexicanos pueden surtir ya al mercado americano. Las plantas mexicanas de producción están listas para hacerlo.
El inconveniente que tiene el mercado del huevo fresco, es que su precio es inestable porque varía según la oferta y la demanda. Resulta difícil estimar el valor del mercado que México puede alcanzar con el huevo fresco en Estados Unidos.
Todavía falta formalizar el protocolo con la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos, pero ya existe la posibilidad de exportar huevo de Sonora y Sinaloa.