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SOUTHAMPTON, Inglaterra.-La reina Isabel II de Gran Bretaña presidió ayer el bautizo del mayor crucero del mundo, el Queen Mary II, valorado en 800 millones de dólares, siete semanas después de la tragedia ocurrida en los astilleros franceses que lo botaron y que costó la vida a 15 personas.
"Nombro a este barco Queen Mary II. Que Dios lo bendiga y a todos los que naveguen en él", dijo la monarca antes de pulsar el botón que liberó la botella de champaña que se estrelló contra el casco del crucero.
El bautizo del buque ante más de 2,000 invitados en el puerto meridional inglés de Southampton fue saludado con fuegos artificiales y los sones de la Banda de Infantes de Marina Reales, en fuerte contraste con la partida del buque de Francia hace dos semanas.
Cuando zarpó del puerto de Saint Nazaire, se cancelaron las celebraciones y se encendieron velas en memoria de los 15 parientes y amigos de los trabajadores del astillero que murieron a mediados de noviembre al romperse una pasarela y caer al mar desde una altura de 25 metros.
La mala suerte pareció seguir al buque tras llegar a Gran Bretaña, ya que dos mujeres de unos 60 años se rompieron la pierna en dos incidentes distintos a bordo del buque.
Antes de la ceremonia ayer, la reina Isabel, que vestía de rosa e iba tocada con un sombrero que hacía conjunto, visitó el interior del buque. Debido a la operación de rodilla que sufrió, la reina se ayudó en el recorrido con un bastón.
El crucero cuenta con 17 cubiertas, cinco piscinas, amplias escalinatas, un gran salón de baile y tiendas de lujo.
