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Bejarano/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Y aquel [chivo expiatorio] llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos...”

Levítico 16:21

Hace poco escuchaba a un diputado del PRI expresar su opinión al respecto de René Bejarano. Me extrañó ver que sus expresiones eran bastante favorables. Bejarano, decía, es un político realmente comprometido con su causa, que conoce bien sus bases, “personalmente honesto” y sumamente trabajador. Es un hombre que vive y respira la política.

En estas palabras pensé hace unos días cuando escuché la grabación de la conversación telefónica del cinco de octubre entre Bejarano y su esposa, la diputada federal perredista Dolores Padierna, que sugiere que Bejarano, si no estaba ayudando a orquestar la toma de la tribuna de la Cámara de Diputados por los diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, sí se estaba manteniendo puntualmente informado de todo lo que acontecía.

Reflexioné también sobre esas palabras cuando el presidente nacional del PRD, Leonel Godoy, informó que se pedirá a los diputados del partido que voten a favor del desafuero de Bejarano cuando el tema se ventile en la Cámara esta semana.

De hecho, el desafuero de Bejarano parece inevitable. El ex secretario particular de Andrés Manuel López Obrador, líder de la corriente Izquierda Democrática Nacional del PRD, se ha convertido en un lastre político no sólo para el jefe de gobierno del Distrito Federal sino para el propio PRD. El nombre de “Bejarano” se ha convertido en el lema con el que se les recuerda a los perredistas todo el escándalo de las entregas por Carlos Ahumada, de dólares en efectivo a importantes miembros de su partido.

El desafuero de Bejarano -y el intento de expulsarlo del PRD independientemente de que él mismo se haya separado ya del partido- es una forma en que tanto López Obrador como el PRD pueden demostrar que ellos sí toman medidas contra las ovejas negras de su organización. Una vez sacrificado Bejarano -como Aarón y los sacerdotes judíos sacrificaban animales para la expiación- los perredistas podrán apuntar el dedo índice hacia el PRI y el PAN y preguntarles qué han hecho ellos contra los responsables de los escándalos del Pemexgate y de los Amigos de Fox.

Bejarano no dejará, sin embargo, de tener influencia en el PRD. No se trata solamente de que su esposa, Dolores Padierna, siga siendo diputada federal, sino que el grupo Izquierda Democrática Nacional que él encabeza sigue teniendo una gran fuerza en el interior del partido. A este grupo pertenecen no sólo Bejarano y Padierna, sino también Javier Hidalgo, la diputada local Alejandra Barrales -que surgió del sindicato de sobrecargos y es muy cercana a Francisco Hernández Juárez, líder de los telefonistas y de la UNETE- y el propio subsecretario de gobierno del Distrito Federal Martí Batres. Son ellos quienes pueden movilizar masas en la capital del país para el PRD.

Si la Cámara de Diputados vota por desaforar a Bejarano, ¿qué viene después? Lo acontecido con Carlos Ímaz, el ex jefe de la delegación Tlalpan, puede ser un ejemplo, puesto que ambos han sido acusados de haber recibido dinero de Ahumada en circunstancias similares. Ímaz ya fue juzgado y condenado por un delito electoral. Se le sentenció a tres años y medio de cárcel y una multa de 13 mil pesos por haber utilizado dinero no reportado en su campaña. Sin embargo, el ex delegado no tendrá que cumplir su sentencia en la cárcel debido a que puede pagar una fianza.

Bejarano sostiene que el PRD está actuando de manera injusta en su caso. A él se le persigue, afirma, mientras que a Graco Ramírez -que pertenece al grupo Unidad y Renovación, del que también es miembro el coordinador de los diputados perredistas Pablo Gómez- sigue gozando de todos sus privilegios como miembro del partido a pesar de haber recibido también dinero de Ahumada.

Quizá Bejarano se convierta en un chivo expiatorio en los esfuerzos del PRD por demostrar que no acepta a los corruptos. Pero no me queda muy claro que sea corrupto en la forma en que lo es, por ejemplo, Gustavo Ponce. No hay indicaciones de que Bejarano se haya enriquecido en lo personal con el dinero de Ahumada. Todo parece indicar que lo utilizó para movilizaciones políticas. Después de todo, Bejarano es un hombre que vive y respira política. Y seguramente lo seguirá haciendo en el futuro.

Tribus

El caso de Bejarano evidencia que los esfuerzos para eliminar los grupos o tribus del PRD no han tenido éxito. Además de Izquierda Democrática Nacional de Bejarano y Unidad y Renovación de Pablo Gómez y Graco Ramírez, operan Nueva Izquierda (Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y Alfonso Sánchez Anaya), los Cívicos (de Mario Saucedo), Foro Nuevo Sol (Amalia García y otros socialdemócratas), el Movimiento de Bases Insurgentes (Gerardo Fernández Noroña) y otros más.

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