EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El de las presas del río Aguanaval es un proyecto que va favorecer a los campesinos del ejido San Juan de Guadalupe, Durango y no afecta en nada al resto de los laguneros, afirma el ambientalista, Luis Maeda Villalobos.
Integrante de la Asociación Civil Laguneros por el Agua, el también médico oncólogo aclara que su postura no es política sino en beneficio de la Región Lagunera y la recarga del acuífero.
Algo muy importante, destaca, es que se controlarán las fuertes avenidas que en ocasiones trae el río Aguanaval. “Si no hubieran existido las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco, aunque todavía no estaba terminada esta última, en 1968 hubiera acabado con Torreón el agua del río Nazas. No entiendo entonces por qué dicen que no son necesarias las presas”.
La del Tigre, dice Maeda Villalobos, va almacenar 20 millones de metros cúbicos, de los cuales sólo podrían aprovecharse la mitad o menos, si se toma en cuenta el volumen muerto. “Es una cosa tan mínima que no afecta en lo absoluto el volumen del río, porque además el arroyo del Tigre desemboca en el Aguanaval”.
El ambientalista realizó una visita acompañado de ingenieros agrónomos y civiles, integrantes de Laguneros por el Agua y constató que no habrá daños con la presas, sino todo lo contrario.
“Coparmex, el CLIP (Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada) y Ecología Municipal de Torreón, están solapando a los neolatifundistas que aprovecharon la pobreza de los campesinos y compraron sus tierras y derechos de agua”.
A través de prestanombres, afirmó, “los Aguiñaga, los Gilio, los Gómez, los Cedillo y otros, se están transformando en terratenientes, lo que está prohibido por el artículo 27, en su fracción XV de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y no quieren las presas porque creen que se verán afectados, pero no es así”.
Concluyó que las presas favorecen a los laguneros por dos cosas: facilitan la recarga del acuífero y evitan inundaciones en el cuadro bajo de Matamoros.