“Todos somos rehenes de nuestros prejuicios”.
Gabriel García Márquez
Falta apenas una semana para que termine el período ordinario de sesiones del Congreso de la Unión y como ya es costumbre, no hay ningún resultado concreto que mostrar.
O quizá sí haya uno: la decisión de los diputados del PRI y del PRD para rechazar el permiso al presidente Vicente Fox de recibir la Medalla al Mérito Agrícola concedida al Mandatario por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
A eso ha llegado la política en México: al berrinche como forma de actuación. Lo que molestó al coordinador de los diputados del PRI, Emilio Chuayffet y al de los del PRD, Pablo Gómez, fue que el diputado panista Juan Molinar Horcasitas dio a conocer una lista de diputados que, según la información del IFE, rebasaron los topes de campaña en la elección de 2003. La venganza de los priistas y los perredistas ha sido negarle al Presidente el permiso para recibir la condecoración de la FAO.
Pero ahí no para esta política de berrinches. Los priistas anuncian que “vamos a revisar nuestra relación con el Gobierno, la Secretaría de Gobernación y la fracción parlamentaria del PAN”. Los perredistas ya habían dicho que ellos “ni ven ni oyen” al secretario de Gobernación.
Mientras nuestros diputados juegan a ser niños malcriados, el país sigue perdiendo las oportunidades para llevar a cabo las reformas necesarias para construir una economía más eficiente. Los diputados del PRI han asumido una posición de irresponsabilidad que era precisamente la que cuestionaban en los demás partidos cuando ellos se encontraban en el poder. Los del PRD asumen la actitud destructiva que ellos mismos cuestionan en los legisladores de oposición en los congresos de las entidades que gobiernan.
No sorprende que la población de México se muestre cada vez más exasperada ante los políticos. Cuando los mexicanos comunes y corrientes escuchamos las quejas que los políticos expresan unos de otros es difícil contener una sonrisa: que si ellos me llamaron deshonesto, que si los otros están conspirando contra mí, que si los de allá me hicieron trampa.
Si no fuera tan importante el trabajo de los legisladores, podríamos sencillamente burlarnos de estos niños berrinchudos que han crecido hasta ocupar cargos de responsabilidad sin nunca madurar. El problema es que necesitamos que estos políticos realicen realmente su trabajo porque sin él el país no puede progresar.
Emilio Chuayffet es un hombre inteligente. De hecho es uno de los políticos con pensamiento más metódico y preciso que conozco. Su conocimiento jurídico es respetado por abogados y políticos por igual. Chuayffet fue secretario de Gobernación de 1995 a 1997, en un momento difícil para la historia de nuestro país. A él le tocó hacer esfuerzos para conseguir que el Congreso de ese tiempo aprobara iniciativas importantes para el beneficio de nuestro país. Por eso es tan preocupante que se comporte ahora como un niño berrinchudo.
Dicen los priistas que lo que pasa es que el Presidente y los panistas toman medidas contra ellos cada vez que se aproxima algún acuerdo. El difundir información del IFE sobre los nombres de los candidatos a diputados que violaron los topes de gasto de campaña sería el último agravio.
Sólo que no hay razones para pensar que esa información deba permanecer oculta. Si es incorrecta, pueden presentarse las pruebas que lo demuestren. Queda aún la apelación ante el Tribunal Electoral. Pero rechazar la realización de reformas legislativas que el país necesita o negarle permiso al Presidente para recibir una condecoración internacional es un berrinche que debería avergonzar a los diputados del PRI y del PRD.
Desafortunadamente México tiene un sistema electoral que garantiza en casi todos los casos que los presidentes tengan que gobernar sin mayoría en el Congreso. Éste es un problema que afectó a la presidencia del priista Ernesto Zedillo, cuando Chuayffet era secretario de Gobernación, que daña hoy a la del panista Fox y que podría dificultar el trabajo en el futuro de un presidente perredista como podría ser Andrés Manuel López Obrador.
Todos los partidos pueden llegar a gobernar. Por eso es importante que se dejen atrás, de una vez por todas, los berrinches de los políticos que paralizan el trabajo legislativo.
Si esto no se logra, seguiremos teniendo un Congreso paralizado y un país cada vez más rezagado en lo económico. Y el desprecio de los mexicanos hacia los políticos no hará más que aumentar.
La culpa
¿De quién es la culpa de que el Tesoro de Estados Unidos se niegue a compartir información con Hacienda? ¿De Andrés Manuel López Obrador que reveló que existía el acuerdo para investigar a Gustavo Ponce? ¿O de quien filtró el video de Ponce a la televisión?
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