TIENEN PROBLEMA CON EL DRENAJE
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- A pesar que ya se ha reportado varias veces e incluso los vecinos han ido personalmente a llevar su problema a la presidencia municipal, el drenaje sigue siendo la principal molestia de la colonia Dos de Marzo.
“El drenaje se tapa y empieza a salirnos en nuestras casas el agua”, dijo Manuela Reyes, vecina del lugar y agregó: “cuando llueve se hace el charcote y luego nos dura ahí mucho tiempo”.
La vecina explicó que en ocasiones cuando se junta el agua, el alcalde, José Luis Marrufo Álvarez, envía una pipa para que vacíe los charcos, pero esto no se da siempre y muchas veces tienen que esperar a que sequen solos. “Es la misma carencia de siempre, se hacen charcos, el olor apesta, reportamos el problema a Simas y seguimos en las mismas”, manifestó Reyes.
“Luego vamos a la presidencia y el Alcalde no hace nada, nos manda las pipas a veces, pero la mayoría de las ocasiones ni eso”, agregó la vecina.
Otra de las vecinas del lugar, Manuela Villa, dijo que esto es un problema que ya tiene mucho tiempo y no esperan que sea resuelto pronto. “Tenemos años con esto, a ver hasta cuándo seguimos”, agregó.
CONVIERTEN BALDÍO EN BASURERO
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Un lote baldío se convierte fácilmente en un lugar de vicio y destrucción, dijo Delfina Rodríguez, habitante de la colonia Zaragoza.
Junto a la casa de doña Delfina hay un terreno que los vecinos utilizan para tirar animales muertos y algunos desperdicios.
La señora sale a quemarlos, pues no soporta el mal olor, pero día a día aparecen más.
Por si esto fuera poco, en el terreno se ocultan jóvenes que se inyectan heroína y ahí mismo consumen diversos tipos de drogas.
“Por aquí no pasan patrullas, es muy inseguro y todo el tiempo vienen jóvenes a drogarse”, dijo la señora, “yo los veo y sí me asusto bastante”.
Algunos otros vecinos cercanos afirmaron que era un problema, pues no hay patrullas que pasen por el lugar y cuando se les llama, en lo que llegan ya los muchachos desaparecieron.
“Yo me encierro”, agregó doña Delfina, “¿qué más puedo hacer?”