Colombia y Uruguay intentan ratificar el nivel exhibido y acabar el torneo con el pie derecho
LIMA, PERÚ.- Las selecciones de Brasil y Argentina contarán, además de sus grandes atributos futbolísticos, con el apoyo sobrenatural de los chamanes y brujos peruanos que se han dividido para alentar a sus preferidos en la gran final de la Copa América que se jugará el próximo domingo en Lima.
Los alrededores del Estadio Nacional de la capital peruana, escenario del encuentro definitorio del torneo, se convirtieron ayer en una gran "mesa de brujería" en la que camisetas de Argentina y Brasil aparecieron rodeadas de flores, cerámicas, brebajes, cruces, velas y herraduras.
El chamán Andrés de los Santos, líder del grupo de brujos que apoya a Argentina, dijo que el ritual se realizó con la intención de dar "fuerza y buena suerte" a los seleccionados "albicelestes".
"Argentina es nuestro favorito, vamos a darle toda la energía en ese ritual para que la suerte le favorezca y se quede con la Copa", señaló minutos antes de rociar un brebaje colorido sobre la camiseta número nueve, que en esta copa ha portado el atacante Luciano Figueroa.
De los Santos presidió un ritual conocido como mesada en el que, además, se quemó incienso, se arrojaron hojas de coca (la ancestral planta de los incas) y se pidió a Argentina que siga "arriba, por tu reto y por tu nombre".
Junto a ellos, pero en la vecina orilla de las simpatías, otro grupo de brujos alentó a Brasil y en especial a Adriano, el jugador número siete que consideran "bendecido por el número cabalístico".
"Nosotros apoyamos con todo a Brasil y en especial a Adriano porque su número siete es cabalístico, por eso ha tenido un buen desempeño en el torneo", dijo el curandero Moiseus mientras cumplía con un ritual de Macumba.
En este rito los brujos incidieron en la importancia de que el encuentro se dispute en el día siete de la semana, el domingo, lo que consideran "permitirá levantar la Copa a Brasil".
"Nosotros logramos que nuestros favoritos florezcan con el apoyo de esta energía buena", acotó Moiseus sin aventurarse a predecir un marcador contundente.
Al final, las fotos de los combinados finalistas fueron recubiertos con flores y limpiados con "la hoja de coca", las camisetas mojadas con brebajes y pócimas, en una repetición incansable de la ceremonia cada vez que aparecía un periodista.
No faltó un escéptico que opinó, al paso, que si los chamanes fueran tan efectivos como efectistas, seguro que Perú ya habría sido finalista no sólo de la Copa América, sino también de algún campeonato del Mundo.
