HOUSTON, EU, (EFE).- La química y buenas relaciones entre Kobe Bryant y el entrenador Phil Jackson volvió a ser cuestionada cuando la estrella de Los Ángeles Lakers en el partido más importante de la temporada regular se inhibió por completo para dejar a su técnico en evidencia.
Los hechos se dieron la pasada jornada de la NBA, cuando los Lakers se enfrentaron a los Kings de Sacramento en su lucha por conseguir el título de la División del Pacífico y perdieron 102-85.
Si la derrota les alejó del primer lugar de la clasificación y del tercero de la Conferencia Oeste, la manera como se dio es la que puede tener peores consecuencias para el futuro de Bryant, Jackson y los Lakers como equipo.
Lo que sí vieron los miles de aficionados que llenaron el Arco Arena de Sacramento es que el Bryant que estaba jugando no era ni la sombra del profesional que durante las últimas temporadas, en los partidos decisivos, había sido su auténtico verdugo junto con el pivot Shaquille O’Neal.
Esta vez, Bryant fue un jugador sin ilusión ni entusiasmo, perdido en la indiferencia y lo que fue peor, sin capacidad de reacción a pesar de ver que su equipo se hundía ante el rival que lucha por arrebatarles el título de división.
La causa de esta actitud posiblemente pudo estar en la crítica pública que había hecho Jackson antes del partido sobre la preocupación "excesiva" que tenía Bryant por anotar puntos en cada partido.
Bryant se tomó muy en serio lo que había dicho Jackson sobre su comportamiento en el campo y se limitó a tirar sólo una vez a canasta en la primera parte.
Aunque los jugadores de los Lakers no quisieron hacer comentarios sobre lo sucedido dentro del vestuario cuando se fueron al descanso, fuentes cercanas a los Lakers dijeron que Jackson "tuvo" un intercambio personal con Bryant sobre lo que le había visto hacer en los primeros 24 minutos de acción.
El base Gary Payton fue el que lo dijo todo de manera muy diplomático al reconocer que "nunca había visto a Kobe hacer un solo tiro a canasta".
"La realidad es que creo que ninguno de nosotros salimos a jugar y el resultado fue el reflejo de lo que sucedió", declaró Payton, que anotó 15 puntos.
Bryant no quiso entrar en ningún tipo de consideración especial, pero sí dejó claro que en absoluto había intentado evitar los tiros a canasta sino que trató de darle siempre el balón al compañero mejor ubicado y abierto para encestar.
Sin embargo, las estadísticas no dejaron ninguna duda de que no fue la actuación más brillante de Bryant porque se quedó con sólo ocho puntos, incluidas tres canastas de 13 intentos.
"No hay que buscar ningún tipo de justificación, simplemente se le debe dar crédito a la defensa de los Kings que hicieron un gran trabajo cuando me defendieron", declaró Bryant, que tal vez no recordaba que la defensa de los Kings ha estado toda la temporada entre las peores de la NBA.
Quien se lo recordó fue el propio escolta de los Kings, Doug Christie, el jugador que le ha tocado siempre el "tormento" de marcarlo y que casi nunca ha podido evitar que Bryant fuese factor ganador tanto en el duelo individual como de equipo.
"No puedo aceptar el crédito de la defensa sobre Bryant porque es un jugador demasiado bueno y cuando quiere encestar lo hace", declaró Christie. "La razón de lo sucedido en el partido fue que la estrategia diseñada por los entrenadores resultó perfecta para nosotros y además el resto de los compañeros siempre me ayudaron".
Bryant pareció también dar su versión de los hechos en la misma dirección y dijo que el doble equipo defensivo había sido asfixiante durante todo el partido.
"Cada vez que tocaba el balón tenía a dos jugadores rivales marcándome", explicó Bryant, que sin embargo, en cada uno de los últimos cinco partidos disputados contra los mismos jugadores de los Kings anotó al menos 34 puntos.
El argumento de Bryant no convenció a nadie y especialmente cuando el pivot Shaquille O’Neal tampoco tuvo su mejor actuación al cargarse enseguida de personales y los Lakers necesitaban que fuese el jugador que tirase todas las veces que quisiera a canasta y más ante un rival como los Kings, que te da todo tipo de facilidades.
Pero Jackson le volvió a cuestionar su condición de líder y lo hizo en el peor momento porque esta vez O’Neal no fue el jugador más dominante de la liga, Karl Malone recordó que tiene 41 años y Payton se limitó a cumplir para que el factor ganador de los "Cuatro Magníficos" desapareciese.
Bryant le aceptó el reto, se convirtió en un jugador más del equipo y los Lakers, dirigidos por Jackson, volvieron a quedar en evidencia con las carencias que tienen como conjunto, alejados del título de división y con la posibilidad de una nueva suspensión para O’Neal por utilizar en público lenguaje obsceno al valorar el juego de los Kings, que les propinaron algo más que una derrota.
Un panorama nada positivo para los Lakers cuando les faltan dos partidos para que concluya la temporada regular y demasiadas interrogantes que responder sobre su potencial de cara a la fase final del campeonato.
